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Vecinos, caliqueños y tartas de alféizar

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Las películas (americanas) nos enseñan que cuando un vecino nuevo se muda a la puerta de al lado, hay que recibirle con una tarta, preferiblemente una "cherry pie" como las que aparecían en los dibujos animados del oso Yogui. Por supuesto la costumbre de llevar tarta al vecino siempre sucede en urbanizaciones de ésas con adosados idénticos, garaje para dos coches o para que los hijos adolescentes ensayen con su grupo de rock y césped cuidadísimo que corta un emigrante sin papeles o tal vez un atractivo joven sin camiseta con el que la señora de la casa mantendrá un tórrido romance, escondiéndose para ello en el garaje donde es posible que el hijo adolescente les pille.

Sí, al final que te traigan un cherry pie (también conocida como "tarta del alféizar", por culpa de los dibujos animados del oso Yogui) implica que tu vida acabe convertida en un capítulo de "Mujeres desesperadas":

Bree Van De Kamp hacía perfectas tartas de alféizar. También estaba pelín desequilibrada, pero no se puede tener todo en la vida.

Quizá mis problemas con los vecinos de al lado nunca hubieran comenzado con una cherry pie a tiempo. La lástima es que soy una repostera pésima. Sólo sé hacer bizcochos que acaban quemados por arriba y crudos por abajo... El caso es que primero sufrí a una vecina escandalosa en todo: hablando por teléfono, moviendo muebles... y haciendo otras cosas que os imagináis porque sois gente muy creativa. Ya hablé de ella aquí. Al menos su pasión desaforada se terminó en cuanto su novio se mudó a vivir con ella y acabaron por irse a vivir fuera (no sé si juntos o separados y, la verdad, me da igual).

Después llegó una vecina que era tan, pero tan discreta, que tardé semanas en darme cuenta de que el piso volvía a estar ocupado. Me las prometía felices hasta que descubrí que esta vecina también era escandalosa en la intimidad. También hablé de ella por aquí. Acabó marchándose y entonces se mudó una pareja. Yo ya daba por hecho que me esperaba lo de siempre: los gritos desaforados que esa habitación del cuarto izquierda provoca mágicamente en toda pareja que decide echar un caliqueño ahí (¿sabíais que caliqueño es una especie de purito?, ¿no? Así es este blog, educa y entretiene). Y no. Empecé a pensar que quizá la pareja en cuestión no eran pareja, sino hermanos. Pero el tabique finísimo que separa su dormitorio de mi salón me informa enseguida de que aunque sean discretísimos con sus caliqueños, en todo lo demás no lo son. Por la mañana se dan los buenos días con un potente: "¡Buenos días, amor!". A los dos les gusta mucho hablar por teléfono. Él, además, habla por skype en inglés con clientes o socios. Pero lo que más hacen es hablar el uno con el otro. Cómo se comunica esta pareja, oye. Largas charlas antes de irse a dormir. Y más charlas cuando se despiertan y se dicen su "¡¡¡¡Buenos días amooooor!!!!". Que no entiendo de qué hablan, ¿de lo que han soñado esa noche?, ¿qué les pasado de nuevo entre conversación nocturna y conversación diurna? Eso sí, del mundo caliqueño, nada. Cero. Ni un jadeo, ni una risita. Nada.

El caso es que un buen día decidí hacer una cena. No una fiesta, no. Una cena. Que estoy en esa fase de la vida en la que invitar a gente a casa y despertarme con el suelo pringoso y la cocina convertida en zona de guerra da mucha pereza. Éramos cinco contando conmigo. Cenamos, bebimos, vimos video clips viejunos en la tele... vamos, un jolgorio salvaje que terminó a las dos y media de la mañana de un sábado. Pues hete aquí que cuando estoy despidiendo a mis invitados encuentro una nota bajo la puerta. Esta nota:

Me voy a la cama y empiezo a darle vueltas a una frase de la nota. La frase es: "vuestra conversación se escucha". Recuerdo todas las conversaciones que yo he oído de los vecinos por la mañana, por la tarde, por la noche, los buenos días amor, los buenas noches amor, los amor a secas... y me enfurezco cosa mala. ¿Pero esta gente se creerá que el sonido va en una sola dirección y que ellos me oyen a mí pero yo a ellos no? Además,¿de qué maratón hablan, si jamás les he visto a ninguno de los dos en chándal?

Ese lunes coincidimos los tres en el ascensor. Nos damos los buenos días y nos callamos. Éste es un momento crucial. ¿Dirán ellos algo de mi cena del sábado? Decido callarme y dejarlo pasar porque es posible que ellos hayan pensado que su queja estaba fuera de lugar, que la gente tiene derecho a hacer una triste cena un sábado por la noche y que si ellos me oyeron yo también les he oído... Entonces alguien pregunta:

- ¿Y qué tal fue la maratón?

Anda, que lo he dicho yo. Veo cara de pánico en la chica de la pareja. En él veo odio profundo.

- Pues mal, no rendí porque como no dormí bien...- dice él. Está claro que me culpa por haber perdido la dichosa maratón.

- Ah, ¿sí? Qué lástima- respondo. Quizá el tono en el que he dicho "qué lástima" haya sonado falso. Quizá.

Llegamos a la planta baja y nos vamos cada uno por una dirección sin mirarnos siquiera.

Entonces comienzan las hostilidades. Un día que ella pregunta a grito pelado: "¿¡Amor, dónde están mis botines blancos!?" Yo respondo desde el otro lado del tabique que: "¡Aquí no están!". Ellos empiezan a poner la música alta. Y nunca antes habían escuchado música. Yo dejo de ver Netflix en el portátil y empiezo a ver series en la televisión del salón. Veo (y ellos oyen) un montón de películas de Marvel que nunca me han interesado pero que tienen muchas explosiones. Ellos empiezan a mover muebles porque sí. Bueno, en concreto, por joder.

Es espantoso. Yo soy autónoma, trabajo en casa, necesito un poco de concentración y de silencio y ni siquiera puedo refugiarme en la biblioteca porque estamos en época de exámenes y los universitarios la han copado. Tengo que acabar las hostilidades de alguna forma. Y ya que todo comenzó con una nota, creo que es muy circular y muy redondo acabarlo con otra nota. Ésta:


Me vengo arriba y decido cocinar una tarta de alféizar. ¿Os he comentado que soy mala repostera? Pues el resultado fue éste:

Más que cherry pie, bloody pie.

Decido no darles la tarta porque va a parecer una amenaza mafiosa a la altura de la cabeza de caballo de "El Padrino". Dejo la nota bajo su puerta y, unas horas más tarde, encuentro otra nota en la mía con un sucinto "OK".

Los obreros no han resultado ser tan puntuales como prometían y las obras no han empezado todavía. Pero las hostilidades han terminado. No más ruido de muebles. No más películas de súper héroes a un volumen imposible. De momento.

Y vosotros, ¿cuál ha sido vuestra mayor bronca con los vecinos?, ¿los vuestros son de dejar notas o más de llamar a la policía municipal?, ¿habéis cocinado cherry pie alguna vez?



El día de la marmota y los Goya

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Vivimos en un bucle. El eterno retorno. El día de la marmota de las galas televisivas. Es comenzar la gala de los Goya y ya estamos todos pensando que ésta es la peor gala que hemos visto en toda la vida. Curioso, porque eso mismo se decía cuando la presentaron Manel Fuentes o Dani Rovira o aquella vez que Antonio Resines rapeó... Así que a Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla les queda el consuelo de pensar en aquel dicho: otros vendrán que bueno te harán. Si es que toda la sabiduría está en el refranero popular. 

Pero centrémonos en los modelazos. Isabel Coixet sugirió ir en pijama como manera de reivindicar el "time's up" y el "me too" (el inglés es mucho más práctico para crear lemas, tan corto, tan directo). Hubiera sido maravilloso ver a unos con pijama de franela, otros con salto de cama para mantener el glamour... Pero no sucedió. La alfombra roja es injusta (que lo es, os desafío a pasar más de una hora con sandalias de tacón de aguja), pero también es escaparate de moda, cosmética, joyería... y, por tanto, negocio. Dinerito. Money. Y qué coño diantres, la moda también es arte, ¿o no?


Mirad qué bonito el homenaje a Mondrian de Brays Efe, por no hablar de Cristina Cifuentes vestida de escultura de Chillida.

La música pop ochentera también es arte. La generación Millenial ha redescubierto a Duran Duran gracias a los Javis:

"The reflex","wild boys", "girls on film", "a view to a kill", temazos todos.

Duran Duran son los de la derecha, los Javis (Ambrossi y Calvo, directores de "La llamada"), los de la izquierda.
Y siguiendo con los guiños musicales, ¿qué me decís del homenaje a Estopa y su clásico de ayer, hoy y siempre "por la raja de tu falda"?: 

Por la raja de tu falda yooooo tuve un piñazoooo coooon mi Seat Paaaandaaaaa

El vestido de satén de María Botto es muy bonito, una lástima que le falte como medio metro por delante. La muchacha de la derecha es Aida Domenech, aka Dulceida, de profesión it girl y amiguísima de los Javis porque los Millenials se conocen todos entre sí. Maribel Verdú,  que había visto el parte meteorológico y sabía que iba a refrescar, se plantó una camiseta de manga larga debajo, eso sí, con bien de brilli-brilli. Aunque para brillo, el de Nieves Álvarez que lo llevaba todo, pero todo-todo: joyas, lentejuelas y hasta una corona de princesita Disney.

En éste vuestro blog hemos debatido en alguna ocasión si Nieves Álvarez era la Heidi Klum patria (un debate a la altura de "La Clave"). Pero yo creo que los Heidi Klum patrios son ellos:

Fiesta, que fantástica-fantástica esta fiesta

Posan felices de la vida, hacen el ganso, no se pierden una, se nota que les gusta un sarao casi tanto como a Heidi Klum... y por mucho que Aldo diga que su americana era un homenaje a Dalí, yo sé que estaba inspirado en la langosta Tenacitas de "Los Simpson".

En cuanto a los premios, que sepáis que este año hice los deberes y había visto cuatro de las cinco  nominadas a mejor película. Todas, excepto la que ganó: "La librería", porque soy así de gafe. Soy tan gafe que mi favorita, "Verónica", sólo se llevó un galardón. Una lástima. Eché de menos a Antoñito (si no habéis visto la película, Antoñito es él) y también a las dos niñas de "Estiu 1993". Para que no se aburrieran podrían haberles habilitado una piscina de bolas en un lateral del recinto.

¿Y quiénes eran las más elegantes? Me gustaron Cuca Escribano, Miki Esparbé (se puede ir de traje un poquito original sin ir hecho un mamarracho), Belén Cuesta, Sandra Escacena (que debería haberse llevado el premio a actriz revelación por "Verónica")... Pero elijo a estas tres muchachas:

Marta Nieto, Macarena García y, ofcors, Penélope Cruz

Y vosotros, ¿habíais visto "Handia"?, ¿también creéis que "Verónica" merecía más premios?, ¿alguien conoce a Macarena Gómez y Aldo Comas? Quiero ser su amiga... Y por último una duda que me ronda y además me enerva: los actores (hombres, fíjate tú por dónde) que consideran que los Goya no deberían ser tan reivindicativos, ¿pensaban lo mismo cuando la protesta se centraba en el IVA cultural o la guerra de Irak o sólo les molestan las reivindicaciones feministas?

Porqué lo llaman amor cuando quieren decir hiperglucemia

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Primicia mundial. Mañana es San Valentín.

Los que estéis arrejuntados/ennoviados/casados habréis comprado ya algún detallito de gusto exquisito. O no. Me imagino a ese pobre diseñador que ya no sabe cómo ingeniarselas para crear otro corazón-joya más, ¿dos medios corazones en forma de pendientes?, ¿corazones con la palabra amor grabada en varios idiomas?, ¿corazones con corazoncitos dentro?

Hay parejas cuya relación es más empalagosa que el catálogo de San Valentín de Tous. Confunden el amor con cursilería o, directamente, con el mal gusto. Claro que en el siglo XXI, si se presume de abdominales en instagram, ¿por qué no presumir de amor? No se va a exhibir un amor cotidiano de tú te duchas y yo entro y me lavo los dientes y se me escapa un cuesco y no pasa nada porque la confianza está precisamente para ocasiones así. No. Ése no es el amor de las redes sociales. Hace falta ponerle filtros. Mejor, hacer montajes:

Un día te pones a trastear con el Paint y pasa lo que pasa.

O mejor aún, dar una exclusiva a la revista en la que todos los reportajes son excepcionales: el Hola. Ellos son unos expertos en filtros y photoshop y, de paso, te pagan el viaje a la ciudad del amor qué más te apetezca: Venecia, París, Florencia...

Pedro Jota (¿de qué es la Jota? ¿Jesús?, ¿Jorge?, ¿Jerónimo?) se ha casado con Cruz Sánchez de Lara (abogada de campanillas) y ha optado por esa opción. De paso cuenta cosas como ésta: "tengo la sensación, refutando la famosa cita de Mirabeau, de que Cruz y yo hemos llegado a orillas del Orinoco dispuestos a fundar una sociedad nueva":

No es el Orinoco, es el Arno.

Qué foto tan irreal. Y no por el uso del blanco y negro que convierte a cualquiera en estrella del Hollywood clásico sin ser él/ella nada de eso, ni tampoco por esas sospechosas gafas de sol en pleno invierno. No. Nadie puede llevar taconazos en Florencia. Yo lo sé bien, porque yo estuve en Florencia, no sé si lo he comentado alguna vez... Además de estatuas de bellos efebos, Florencia está llena de adoquines, piedras sueltas, alcantarillas tochas. Pasear por ahí es un peligro.

Pedro Jota concede la exclusiva de su amor en las calles de Florencia no al Hola sino a Harper's Bazaar. Pero cualquiera lo diría, es todo muy Hola style: esas frases rimbombantes de "un reportaje gráfico sin precedentes" o "un histórico reportaje", esas poses todo naturalidad, esa ropa de ir a la ópera... Para diferenciarse de LA revista en Harper's Bazaar se han descolgado con un video:



Ver este video hasta el final os provocará: A. una hiperglucemia o B. un ataque de vergüenza ajena incontrolable. No pasa nada, ya estoy aquí para haceros un resumen de sus mejores momentos. Pedro Jota habla como si en vez de leer a Maribeau (sea quien sea el tal Maribeau) hubiera leído muchos cuadernos de Mr Wonderful, por eso dice que "la felicidad es un derecho del ser humano" o que "el último día juntos siempre es el mejor".

Mientras, Cruz habla de Pedro como si en vez de ser su pareja fuera su mentor en una incubadora para emprendedores: "fomenta el talento en todos los aspectos de su vida", "soy la segunda persona del mundo a la que más exige, la primera es a él mismo", "la vida con él es una vida de continuo aprendizaje".

Y vosotros, ¿también sufrís un Pedro Jota cuando os enamoráis y os convertís en alguien cursi y empalagoso?, ¿o veis en todas estas exhibiciones mucha ostentación y poca verdad?, ¿qué pareja dulzona como el algodón de azúcar os saca más de vuestras casillas?

Ocho apellidos corruptos

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Os presento la próxima comedia del año. Va a inaugurar un nuevo género: la comedia costumbrista autonómica coral judicial. Sí, me ha quedado un poco largo, lo admito.

De los que no crearon "Ocho apellidos vascos" y "Ocho apellidos catalanes", llega...:

Los protagonistas de este éxito, en riguroso orden de importancia, basado no en la gravedad de los casos por los que se les juzga, sino en su carisma y su capacidad para decir mamarrachadas, son:

8. Guerrero
Francisco Javier Guerrero tiene nombre de señor normal y corriente. Podría ser el fontanero que te arregló el atasco de la fregadera, pero en este caso fue director general de trabajo y seguridad social de la Junta de Andalucía durante diez años. Hoy está en prisión por el caso de los ERE y es autor de grandes frases como: "Me tengo por una persona jovial; ni he sido un putero, como alguien dijo, ni me he dedicado a la drogodependencia; me tomo las copas que me apetece" o "sé cuánto vale un paquete de Marlboro, un 'gin-tonic' y ya está. En mi vida me ha dado por comprar un porro”. Su chófer, Juan Francisco Trujillo, le había acusado de gastarse en cocaína 25.000 euros durante un mes, dinero que deberían haberse empleado en cursos de formación para parados.

7. Granados
25.000 euros en cocaína, ¿cuánta cocaína es ésa?, ¿cómo te la entregan? Porque en una bici de Deliveroo eso no cabe... Quizá en un camión de los que tienen volquete:
Y ahora que digo la palabra "volquete"... no puedo evitar acordarme del caso del espionaje del PP de Madrid. Francisco Granados ordena a varios guardias civiles que sigan a unos compañeros de partido, posteriormente se reúnen en un chalé con él y conversan sobre las declaraciones que habían tenido que hacer los guardias civiles en una investigación posterior. En ese momento (octubre del 2012), creían que todo iba bien, tanto que el agente José Oreja comenta: "A mí me dijo Halffter, habéis declarado muy bien, hay que celebrarlo con un volquete de putas". Volquete de putas, lo que le hubiera gustado a Cela esta imagen. El tal Halffter no era escritor, no, era viceconsejero de presidencia. Hoy, Granados está a la espera de juicio después de pasar varios años en prisión preventiva. Su involucración en el espionaje dentro del PP es lo de menos, también está metido en el caso Púnica y el caso Gürtel.

6. Ferrusola
La matriarca de los Pujol tiene más carisma que todos sus hijos juntos (aunque ya sabéis que el bello Oleguer Pujol siempre tendrá un hueco en mi corazón). De su boca han salido perlas como éstas: "Mis hijos no podían jugar en el parque cuando eran pequeños, me decían: 'hoy no puedo jugar, madre, todos son castellanos","si hay dos mujeres inmigradas, primero las atenderán a ellas que usted, porque ellas llaman y tú no", "quizá las iglesias románicas ya no servirán en el futuro y servirán las mezquitas", "en un bajo una mezquita, en la otra una mezquita... cuando ya no tengan suficiente las plantarán donde sea, en Santa María del Mar si es necesario". Sólo de la mente preclara de Marta Ferrusola pudo salir el lenguaje en clave empleado para comunicarse con el banco para que éste moviera sus cuentas en Andorra: "Soy la madre superiora de la congregación. Desearía que traspasaras dos misales de mi biblioteca a la biblioteca del capellán de la parroquia". Ríete tú del código navajo que se usó en la II Guerra Mundial.
 
5. Benavent
Marcos Benavent se merece una miniserie para él solo. Sería un "Breaking Bad" a la inversa. Benavent era la mano derecha de Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia y, como él mismo dijo en la puerta del juzgado: "Me he llevado de todo, dinero y caja y comisiones. Era un yonqui del dinero, casi todo el mundo está en movidas. Pido perdón. Lo siento mucho. Me he equivocado. Asumiré lo que sea, la pena de cárcel que me corresponda, e intentaré reponer todo lo que me he llevado. Voy a contar la verdad, mi verdad. Luego os atiendo, contestaré a todo". Benavent se arrepintió de su adicción al dinero y de todo en general, viajó a la selva de Ecuador y volvió hecho un hippie de manual que a día de hoy se dedica a los cursos de yoga y tantra.

4. Costa
Ricardo Costa, "Rik" para los amigos, es uno de esos personajes tan extremos que el productor de turno te diría que no es creíble. Pero es que él, como Tamara Falcó, es así. Habla así. Se ríe así:


Quiero un politono de llamada que suene así.

Pero Rik ya no ríe con tantas ganas. Hace unas semanas, en el juicio de la Gürtel, muy serio, pero con su acento pijo intacto, confesó de todo: "el PP se financiaba con dinero negro", "Francisco Camps era el máximo responsable", "omití la denuncia de esa situación y estoy dispuesto a asumir la responsabilidad que conlleva. Estoy de acuerdo con las acusaciones y pido perdón".

3. Bárcenas
Él no podía faltar en esta lista. El ex tesorero del PP y creador de eufemismos como "la contabilidad extracontable", es un no parar de perlas de sabiduría. Sobre la fundación titular de sus cuentas en Suiza: "nadie se oculta, no es una sociedad pantalla, en todo caso sería una sociedad visillo porque se me veía a mí perfectamente". Sobre el famoso mensaje de Rajoy de "Luis, sé fuerte": "le he hecho caso y le doy las gracias. Luis ha sido fuerte de verdad. He sido fuerte". Sobre los 38 millones en Suiza: "he sido una persona inquieta, lo que ahora llaman un emprendedor". Last, but not least: "La caja B es la caja del Partido Popular. No son los papeles de Bárcenas, son los papeles del Partido Popular, desde el primer apunte hasta el último". 

2. Pérez (aka "el bigotes")
El descubrimiento de la última semana. Álvaro Pérez ha declarado ante la comisión del Congreso de Diputados sobre la financiación ilegal del PP y lo ha hecho con la rabia y el convencimiento que da el estar de vuelta de todo: "el dolor, la bilis se te va para un lado y se desparrama porque la justicia no es para todos","se ha pintado esto de manera que Alvarito se comía todo en Valencia, y no se comía ni las mondas". Pérez se siente un cabeza de turco y sufre una barbaridad, ante la comisión de las Cortes valencianas quería salir cuanto antes porque "estaba en un curso de cocina pochando, me lo he perdido y luego me hacen exámenes", "Señoría, le rogaría, por favor, me he levantado a las 5 de la mañana. ¿Podemos irnos pronto, por favor?". Y todo esto rematado con un léxico florido: "los empresarios pagaban con alegría y felicidad", "figuran como atizantes, vienen a soltar el mondongo".

1. Correa
Entre todos estos apellidos hay uno que tiene justo lo que necesita un protagonista: glamour. Francisco Correa me tiene fascinada. Esa apostura, ese pelo siempre bien en su sitio, esa voz de locutor antiguo, que es oírle e imaginarmelo ocupando el lugar de Paco Rabal en "Historias de la radio". Con perfecta dicción el cabecilla de la trama Gürtel (correa en alemán) dice: "cerraron mis empresas como si fueran laboratorios de cocaína", "yo no he matado a nadie, ni soy el socio de Bin Laden", "no se pueden imaginar el subidón que tengo ahora mismo tras 8 horas declarando" (apenas llevaba cinco horas).  
Correa asegura que él es un empresario que facturó al PP, que eso de entramado criminal, como que no: "A mí nadie me ha llamado Don Vito. Eso es mentira. (...) No sé quién se lo ha inventado. No sé si tengo aspecto de Don Vito pero he sido un trabajador toda mi vida", "si mañana me dicen que para cobrar tengo que facturar a Donald Trump, le facturo a Donald Trump, me da igual".
Y, mi favorita, ésta, en una comparecencia ante una comisión en el Congreso:




   




        

   




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"Desde luego no tengo inconveniente, cuando acabe esto, en estar con ustedes 28 horas, me dan dos coca colas zero y ya está (en la comparecencia ante una comisión en el Congreso)

Y vosotros, ¿veis futuro como doblador para Francisco Correa?, ¿habéis usado alguna vez la palabra "mondongo"?, ¿créeis que alguna productora hará "Ocho apellidos corruptos"?, desde luego podría contar con el patrocinio de Coca Cola Zero...


Mejor película, el remake de "1, 2, 3, splash"

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He tardado más de lo habitual, lo sé. Es lo que tiene volver a trabajar en la oficina y no poder acostarse a las mil después de ver la alfombra roja en varias páginas de streaming que, todas, se cuelgan y/o cortan la emisión para ofrecer anuncios constantemente.

Me sorprende mucho que haya ganado el Oscar a mejor película el remake de "1, 2, 3, splash" (también conocida como "La forma del agua") pero, como no la he visto, y tampoco "Ladybird", ni "Yo, Tonya", ni "Call me by your name"... mejor me callo la boca y me dedico a... (oh, sorpresa, giro inesperado) ¡los trapitos!:


Anoche me entró sueño tan pronto, pero tan pronto, que la única que había llegado a la alfombra roja era Paz Vega, eso sí, con un vestidazo que parecía sacado de un anuncio del perfume Flower by Kenzo y con unas mangas iban arrastrando y cogiendo pelusas a su paso, igual que el vestido rojo de Alison Jenney.

Este año hubo mucho clasicismo en los vestidos, poco riesgo y poca mamarrachería. Una lástima. Ahí estaban Elizabeth Moss y Saorsie Ronan (¿cómo se pronuncia Saorsie?) vestidas de rosa desvaído de niña buena camino de su primera Comunión. Aburrido. Aburridísimo.


La cursilería llegó al punto de que algunas, como Mira Sorvino y Camila Alves, se vistieron de novias. Bien mirado, es una manera de amortizar el vestido que no podrás repetir en público; te lo pones en una de esas bodas de estrellas de Hollywood que se casan ante sus íntimos en una isla privada, y listo.

¿Y ellos? Pues si la alfombra roja de las muchachas me pareció demasiado clásica, imagináos la de los muchachos, todos de blanco y negro, con sus pajaritas, todos uniformados. Ojalá alguno vestido de Palomo Spain para el año próximo. De momento, habrá que conformarse con el traje rollo bondage que se plantó el patinador Adam Rippon. Armie Hammer se plantó un traje de terciopelo granate que me da exactamente igual porque Armie Hammer es el dios Apolo bajado desde el Olimpo para pasearse entre nosotros, simples mortales:


El bellísimo Armie es solo una de las muchas pruebas de que las gentes de Hollywood están hechas de otra pasta. Yo tengo ropa en mi armario de hace 15, e incluso 20 años... pero Rita Moreno bate todos los récords, llevó a la ceremonia el mismo vestido que lució cuando ganó su Oscar por "West Side Story" allá por el año... ¡1962! Haced el cálculo, o no lo hagáis, que ya lo hago yo: ¡¡¡56 años!!! En los años 60 no existía aún la obsolescencia programada.

¿Y quiénes fueron las más divinas? Pues ellas dos, Lupita Nyong'o y Gal Gadot, con bien de brillos y un aire a disfraz carísimo, la una de reina egipcia y la otra de flapper de los años 20. Qué me gusta a mí un brillo bien puesto...:


Jennifer Lawrence también tiró de brillos, aunque los suyos recordaban más al estilo disco de los años 70. Quizá contagiada por su propio vestido o quizá porque JLaw es una fiestera, nada más llegar a la ceremonia, se puso a saludar a unos y a otros, copa de vino en mano.

¿Pero quién quiere elegancia pudiendo tener extravagancia o, mejor aún, una gran metedura de pata? Con permiso de Whoppi Goldberg, que se hizo un vestido con el tapizado de su sofá, y de Maya Rudolph, disfrazada de obispo, estas dos actrices se llevaron la palma al cuadro de la noche:


Haley Bennet debe tener un jardín enorme en su mansión de Malibú y anoche no sólo pasó el cortacésped, sino que olvidó quitarse algunos hierbajos que se le quedaron pegados al traje. Tiffany Haddish, por su parte, se equivocó de celebración, se creyó que en vez de en los Oscars estaba en Eurovisión, representando a un país que podría ser Armenia o Letonia o Uzbekistán (por ejemplo). Ni sé colocar ninguno de estos países en el mapa, pero me imagino a sus habitantes llevando este traje regional y comiendo goulash.

Last, but not least, toca hablar de la auténtica fiestera en estos premios. Y no es JLaw, qué va. Vosotros sabéis de quién hablo: Heidi Klum, que no acudió a los Oscar pero sí a las fiestas posteriores que se organizan. Y digo fiestas porque fue a dos: la de Vanity Fair y la de Elton John. Heidi sí que sabe.

Y vosotros, ¿también saldríais de marcha con Heidi Klum y JLaw, aunque probablemente os tumbarían a primeras de cambio?, ¿cómo se pronuncia Saorsie?,  ¿creéis que el remake de "1, 2, 3, splash" es el justo ganador de la noche?

Escritores poliamorosos

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Hay palabras que se ponen de moda. Un día empiezas a oír "posverdad", "procrastinar", "hater" y no sabes si se quedarán entre nosotros para siempre o si pasarán a mejor vida junto al "guay del paraguay". Una de esas palabras que de repente aparecen es "poliamor".

 ¿Practicaban los osos amorosos el poliamor?

Poliamor. Ojo, que no poligamia, ni relación abierta. Según una tal Lola que afirma encontrarse "en un poliamor jerárquico con cuatro parejas, con una de las cuales estoy casada y convivo", el poliamor consiste "en amar a varias personas a la vez, de forma consensuada, consciente y ética". Si ya es difícil encontrar una pareja estable... ¡imagínate dos o tres!

Quizá la definición de Lola no aclare mucho las cosas, así que recurramos a los maestros de la palabra, a los escritores. Comencemos con una recia señora del XIX,  periodista, corresponsal, escritora, activista... llamada María del Carmen Ramona Loreta de Burgos, más conocida como Carmen de Burgos. Se casó a los 16 años, pero el marido le era infiel, así que Carmen coge a su hija, abandona al marido y empieza a trabajar como periodista. Se hace un nombre, organiza tertulias... y en una de ellas conoce a un estudiante de 19 años, un tal Ramón Gómez de la Serna. Ramón y Carmen están juntos durante casi 20 años. Pero en 1929, la hija de Carmen, María (de los Dolores Ramona Isabel) está de bajona tras su separación y se refugia junto a su madre. Para entonces Gómez de la Serna ya es un autor consagrado y consigue para María (de los Dolores y bla, bla, bla) un papel en su última obra de teatro. Y es entonces cuando María (de los Dolores y tal) y Ramón se lían. ¿Poliamor?, ¿triángulo chungo? Voto por lo segundo. 

Quizá Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir se acercaran más a eso del poliamor. Al menos ya vivieron en el siglo XX y eran los más modernos del lugar. Tan existencialistas, tan liberales, tan franceses, tan tolerantes, tan "Jean Paul líate con quien quieras que yo haré lo mismo". Aquí había trajín y consenso, ahora bien: ¿qué hay de la ética? Pues poquita. Llamadme tiquismiquis pero yo veo muy turbio que Sartre adoptara a una de sus jóvenes amantes y la nombrara heredera universal. Unos años más tarde, Beauvoir haría lo mismo con otra amante.

Si hay un escritor que practicó el poliamor a tope, ése fue Robert Graves. Sí, el de "Yo, Claudio".

Allá por los años 20, Graves está casado con Nancy Nicholson y aún no le interesa la novela histórica, sino la poesía. Escribe poesía, lee poesía, sueña poesía... y así llega a Laura Riding, poeta norteamericana que le fascina y con la que empieza a cartearse. Graves y Riding, además, escriben juntos obras de títulos tan atrayentes como "estudio de la poesía modernista" o "panfleto contra las apologías". Laura viaja a Inglaterra. Cualquiera pensaría que conocer a Graves en persona sería una bajona...:

Graves es el señor sexy de la derecha. Los otros tipos sexys son Sartre y Gómez de la Serna.

Pero no. A Laura toda la familia Graves le encantó, tanto Robert como Nancy. Forman un trío al que ellos mismos llaman "la trinidad". Hasta aquí todo consensuado, consciente y ético. Pero, ojo cuidado, que tenemos a dos poetas intensos formando el triángulo... Empieza a haber tensiones por los caracteres de Robert y Laura. La cosa se complica cuando Laura se enamora (oh, sorpresa) de otro poeta, un tal Geoffrey Phibbs, con quien también colabora escribiendo un libro (escribir libros de poesía a pachas, el tinder de los años 20). Así que Laura sugiere a Geoffrey que se sume a su trío, ahora convertido en cuarteto. Él acepta. Y por un tiempo viven "felices los cuatro", que diría Maluma. Pero Geoffrey empieza a notar que su corazón no late por todos de forma generosa y consensuada, sino por Nancy. Laura se entera, se lo toma poéticamente (es decir, mal) e intenta suicidarse. No lo consigue (y eso que se tiró desde un cuarto piso), acaba hecha un cristo y Robert opta por divorciarse de Nancy.

Robert y Laura deciden volver a empezar y para eso escogen Deià, que en aquel entonces no estaba llena de alemanes, sino de payeses y pinos y casitas de piedra. Allí, Graves escribe sus libros sobre el emperador Claudio y Laura y él viven una época de relativa calma. Pero llega la guerra civil y los dos se exilian con la idea de volver en cuanto sea posible. Se refugian en Suiza, Francia, Gran Bretaña... y Estados Unidos. Allí Laura conoce en persona a Schuyler Jackson, un crítico literario con el que llevaba tiempo escribiéndose. Sí, sé lo que estáis pensando y sí, habéis acertado. Laura se enamora de Schuyler, que resulta que está casado y vuelve a montarse una tragedia griega. La esposa de Schuyler sufre una crisis mental, Laura deja a Robert y se casa con Schuyler. Y Robert, que también sufre una crisis nerviosa, quizá escaldado del poliamor en general y de las poetas intensas en particular, se casa con Beryl Hodge. Una mujer tranquila, licenciada en filosofía y de buena familia, con ella tiene cuatro hijos. ¿Final feliz? Para nada.

Robert vuelve a las andadas, a buscarse musas (curiosamente mucho más jóvenes que él), entre ellas mi favorita es Aemilia Laracuen. Esta muchacha de nombre sacado de "Juego de tronos" tenía treinta y siete años menos que Robert y un pasado truculento, se comentaba que había acuchillado a su primer marido y que ella iba diciendo por ahí que "fue fácil, como hundir un cuchillo en un pastel". Graves se obsesiona con Aemilia, y ella, al principio fascinada con el escritor, acaba hartándose de ejercer de musa/enfermera y dice cosas como que "Robert sufría de la próstata, lo que convertía el sexo en algo laborioso". Todo esto, por supuesto, mientras Robert sigue casado con Beryl. Robert regala una casa en Deià a Aemilia, casa donde vivía uno de sus hijos con su familia, por cierto. Tras muchas discusiones familiares, Robert compra otra casa para Aemilia, pero ni así logra retenerla. Finalmente, Graves se divorcia de su mujer, sigue a Aemilia a México, donde ella se había trasladado... todo se va al traste cuando ella se enamora de otro hombre (20 años más joven que Aemilia, además) y Robert ingresa en un hospital, taquicárdico perdido.

Quizá Robert Graves, Laura Riding y compañía deberían haber vivido en el siglo XXI, donde hay una organización para todo, también para el poliamor: https://poliamormadrid.org, sin ir más lejos. Como el Batman de los años 60, donde todo era bat-algo (batmóvil, batcueva, batseñal), en poliamormadrid organizan poli-eventos, a donde supongo que las poliparejas acudirán en sus policoches.

Y vosotros, ¿sois o habéis sido poliamorosos?, ¿quizá poliamorosos jerárquicos?, ¿sabíais que los Osos Amorosos se llaman Cariñositos en Sudamérica?, ¿y que a Tarta de Fresa la llaman Frutilla?

Truco infalible para leer más

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¿Sois padres de niños pequeños y si no tenéis tiempo para ir al dentista o cortaros las uñas, como para tenerlo para leer?, ¿por culpa de Netflix vuestras noches son para las series y ya no para la lectura? Pues tengo una solución para vosotros: coger el cercanías. O el metro. Incluso el autobús, si podéis leer sin marearos (yo no puedo).

He vuelto a la vida del oficinista de pro, ficho de diez a diecinueve horas, llevo tupper para comer y mi oficina está tan lejos que solo llego vía cercanías. Gracias a los ratos que paso dentro del tren o esperando en las vías, estoy leyendo una barbaridad.

En el más puro estilo de los siles y noles de Gon (el que oculta tras el blog de Un brillo ensordecedor), aquí va un resumen de mis lecturas desde que soy una de esas personas que corre por los pasillos de Chamartín:

Carmen de Mairena, una biografía, de Carlota Juncosa

Cuando me regalaron este libro pensé: ¿un libro sobre Carmen de Mairena, seriously? Pero luego vi que la editorial era Blackie Books y supuse que no estaba ante una biografía chusquera a costa de un personaje icono de la cultura pop y de la caspa a la vez. "Carmen de Mairena" más que una biografía, tal y como afirma su título, es una novela gráfica y, si cuenta la historia personal de alguien, es la de la autora: Carlota Juncosa. Carlota y sus problemas para quedar con Carmen de Mairena, Carlota aguantando a la troupe de frikis, yonquis y locos de atar que rodean a Carmen, Carlota dibujando a Carmen de Mairena con y sin peluca. Cuesta un poco entrar en el cómic, pero cuando lo haces te contagia la compasión por la vida de este icono en horas bajas, que ni sabe precisar porqué empezó sus tratamientos de cambio de sexo y entiendes la fascinación de Juncosa por la ex prostituta, ex cantante y ex estrella de la televisión.

Nosotros, de David Nicholls
Otro regalo,  y otro caso de libro del que no sabía absolutamente nada. David Nicholls había escrito anteriormente un best seller titulado "One day", que se adaptó al cine en una película de la que (oh, sorpresa) tampoco había oído hablar.


Nicholls recuerda a otros autores como Nick Hornby o David Lodge, también ingleses y también muy de contar las miserias de gente normal y corriente mezclando humor y costumbrismo. En concreto, "Nosotros" cuenta el viaje por Europa de una pareja madura y su hijo de 18 años. Mientras recorren Florencia, París, Roma... el padre recuerda cómo conoció a su esposa, analiza su historia de amor, la relación con su hijo y los motivos que han podido llevar a que su mujer quiera separarse de él. Uno de los sitios por los que el protagonista pasa en su periplo europeo es Madrid, y describe la ciudad tal que así:
Un rincón de París sólo podía ser París, y lo mismo sucedía con Nueva York o Roma. Madrid era más difícil de catalogar. Los edificios que bordeaban las amplias avenidas eran una curiosa mezcla sin ton ni son de oficinas ochenteras, majestuosos palacios residenciales y estilosos edificios de apartamentos.

Así es Madrid: la ciudad sin ton ni son. Pero lo que me llegó a la patata fue la confesión de una turista danesa que viaja sola y que ese encuentra con el protagonista:
Creía que Italia me alegraría. Pensaba que me pasaría todo el día paseando por pequeñas calles medievales, que por las noches me sentaría en un pequeño restaurante con un libro y tomaría una modesta cena con un vaso de vino antes de irme a la cama. En mi cabeza todo parecía ideal. Pero, por lo general, suelen colocarme en la mesa más cercana a los cuartos de baño, los camareros no dejan de preguntarme si estoy esperando a alguien y, constantemente, me sorprendo a mí misma simulando esta sonrisa relajada para hacerle saber a todo el mundo que estoy bien. 

Lo mismito me pasó a mí cuando estuve en Florencia (¡cómo!, ¿no he comentado que he estado en Florencia?).

Tiempos de swing, Zadie Smith
Este libro es una maravilla. Y punto.
Dos chicas mulatas se conocen en la escuela de su barriada de Londres. Sólo tienen en común origen mestizo y su pasión por el baile. La protagonista es de carácter observador e influenciable y cuenta con una familia pobre pero que la adora, mientras que su amiga Tracey tiene un talento arrollador para la danza y una madre soltera que está como una maraca, además es coqueta, imprevisible y una pequeña cabrona

Me obsesioné con la famosa teoría de Katharine Hepburn sobre Fred y Ginger: "Él le da clase, ella le da sensualidad."¿Sería una regla general? ¿Acaso todas las amistades, todas las relaciones entrañan ese intercambio discreto y misterioso de cualidades, ese intercambio de poder? ¿Se prolongaba también a los pueblos y las naciones o era algo que sucedía sólo entre individuos? ¿Qué le daba mi padre a mi madre, y viceversa? ¿Qué nos dábamos el señor Booth y yo? ¿Qué le daba yo a Tracey? ¿Qué me daba ella a mí?

"Tiempos de swing" es un novelón que recorre toda la vida de la protagonista, siempre con el baile y la música como hilo conductor: desde su infancia hasta su edad adulta, desde Londres hasta África. Hasta allí viaja la narradora cuando trabaja como asistente personal de una estrella del pop para comenzar un proyecto humanitario lleno de buenas intenciones y mucha frivolidad:  Algo ha cambiado. "¡No seré el mismo después de ver lo que he visto!" Pero al cabo de unos días volvió a ser exactamente el mismo, igual que todos: dejábamos correr el agua del grifo, abandonábamos las botellas de plástico después de unos pocos tragos, nos comprábamos unos vaqueros que costaban lo mismo que gana un maestro de escuela en un año entero.


Podría hablaros de la complejidad de los personajes de "Tiempos de swing", de cómo nunca sabes qué va a pasar en la siguiente página, de cómo Zadie Smith es capaz de contar el día a día de la asistente número uno (hay asistente dos y asistente tres) de una super estrella del pop, pero también el día a día de una aldea africana... Pero es que, además, Zadie Smith es así de sofisticada y guapérrima.

Tres días y una vida, Pierre Lemaitre
¿Sabéis esos libros donde el protagonista te cae tan mal pero tan requetemal, que te acaba cayendo mal hasta el autor? Pues eso mismo me ha pasado con "Tres días y una vida".

Devoré "El vestido de novia" y me gustó bastante "Nos vemos allí arriba", así que di por hecho que este libro de Pierre Lemaitre también iba a ser un sile... pero no.

Antoine, su protagonista, comete un error cuando tiene doce años y mata a otro niño de seis. Por supuesto, no confiesa (o nos habríamos quedado sin libro) y la novela relata la historia de su vida: cómo oculta el cadáver, cómo teme cada avance de la investigación, cómo ve al resto de habitantes del pequeño pueblo donde vive, cómo planea huir lejos cuando llega a la edad adulta... Antoine mira por encima del hombro a sus vecinos, a quienes considera provincianos porque, como todo el mundo sabe, ser un asesino es mucho mejor que ser un paleto. Además, todas las mujeres del libro se reducen al estereotipo de madre o tía buena: por un largo está la sacrificada madre de Antoine, por otro las jóvenes que le ponen cachondo, cuyos físicos turgentes por supuesto Lemaitre describe con todo lujo de detalles. El libro, como todos los del autor, es muy entretenido, eso se lo concedo. Pero su trama de tv movie de mediodía y esos personajes tan mezquinos me dejaron fría. Helada. Congelada.

Y vosotros, ¿habéis leído alguna de estas novelas?, ¿sois lectores de transporte público como moi?, ¿o sois más de libro antes de dormir o mientras estáis sentados en la taza del wáter?

¿Qué tienen en común Ana Obregón y Jennifer López?

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Todo vuelve, todo se adapta, todo se mezcla. Se va a estrenar un remake de "Mary Poppins" y otro de "Ha nacido una estrella", hay precuelas, cuelas y postcuelas de la saga de "la guerra de las galaxias" y el trap, esa fusión de reggaetón, electrolatino y rap lo peta entre los menores de 25. Pero, ¿cuánto se puede mezclar?, ¿qué diferencia la fusión del revoltillo?

Pongamos que me da por fusionar bollywood con música disco y la estética setentera de los zooms de Valerio Lazarov. ¿Pensáis que semejante pastiche no puede existir? Error. Existe. Ya hablé de Jimmy Ajaa, una canción clásica de Bollywood, aquí. Y una cosa os digo, "Jimmy Ajaa" no es tan loco como os creéis. Aún se puede fusionar más:


¿Está cantando en ruso? Sí, está cantando en ruso.

Resulta que la película en la que aparece la canción: "Disco dancer", es un hit en Oriente. Vamos que es subirte en el transiberiano en Moscú y todo el mundo canturrea eso de "jimmy-jimmy-jimmy, ajaa-ajaa-ajaa" hasta que te bajas en Ulan Bator.

¿Y hay algo todavía más disparatado que la versión rusa de "Jimmy"'? Pues sí, hayla. Se llama "el anillo", la canta Jennifer López y es el pastiche más grande que han visto estos ojos en mucho tiempo. No veía despropósito más grande desde el "Loba" de Shakira. JLo está a dos mallas de strass de convertirse en la Ana Obregón de los Estates, sólo le falta pasearse en minifalda por las alfombras rojas mientras dice "sexy, sexy, sexy", como Yolanda Ramos en "Homozapping".



Analicemos esta obra cumbre del batiburrillo como se merece:

0:06, se abre plano y vemos un castillo de cuento con su lago y sus montañas, ¿sacado de una nueva versión de Blancanieves?, ¿de la nueva temporada de "Juego de tronos?, ¿es el castillo de Neuschwanstein?
0:09, primera aparición de JLo, cual reinona de cuento, con capa, corona y bien de gomina para sujetar una cola de caballo larga como un día sin pan. Contemos cuántos outfits lleva.
0:14, primera aparición de Miguel Ángel Silvestre en torso. Torse desnudo, claro, que no se contrata a MAS en un videoclip sabrosón para que pasee el torso tapado.
0:21, segundo outfit de JLo, ahora de reina ¿bizantina? Si en Bizancio hubieran vivido Dolce&Gabbana.
0:24, segunda aparición del torso de MAS (aka Miguel Ángel Silvestre).
0:40, tercer outfit de JLo, con una especie de cota de malla dorada que no serviría para protegerse de ningún ataque porque tiene demasiadas aberturas en lugares sensibles.
1:03, cuarto outfit de JLo, consistente en un body negro con transparencias de la Perla (por ejemplo).
1:05, MAS y su torso, once more.
1:07, quinto outfit de JLo, ahora de diosa hindú. Diosa hindú sexy, por supuesto.
1:23, momento baile y sexto outfit de JLo, con body con piedrecitas de strass en lugares estratégicos.
1:55, "que así somos las del Bronx", dice la letra de la canción. ¿El Bronx?, ¿qué pinta el Bronx en este castillo de cuento barroco/bizantino/hindú?
2:09, ¡Diantres! MAS... ¡vestido!
2:25, MAS vestido de soldado con capa lucha con una guerrera africana. ¿Por qué? Ay, yo qué sé.
2:34, MAS se pelea ahora con una guerrera ¿vikinga?, llueve y la pelea es a cámara lenta, a lo "300" (otra obra cumbre del horterismo).
2:40, nuevo outfit de JLo, ahora de reina de las nieves, con el pelo teñido de blanco, traje de lentejuelas plateadas y botas altas.
2:55, "cuando muevo mi cuerpo el tuyo se alborota", canta JLo y, en un movimiento sutil y elegante, mueve sus caderas arriba y abajo.
3:04, otro outfit de JLo (y van...) pelo suelto con extensiones a lo Rapunzel más lentejuelas de vedette en Las Vegas.
3:12, el torso de MAS en todo su esplendor (y van...).
3:27, MAS y su torso remojándose mientras él pone cara de placer infinito. Ese placer que se siente cuando encuentras un billete en la calle, o cuando te despiertas creyendo que es viernes y no, resulta que es sábado.
3:56, MAS vestido de principe azul/cosaco ruso/Jon Snow, se arrodilla ante JLo princesa Elsa sexy mientras oímos de fondo el estribillo: "¿y el anillo pa cuándo?".
4:10, fin. Esta obra maestra del audiovisual contemporáneo está dirigida por un tal Santiago Salviche.

Hagamos una suma de los referentes pop de este video: bollywood, los cuentos de hadas, "Juego de tronos", "300", los espectáculos de Las Vegas, Dolce&Gabbana, el reggaetón, el electro latino, Rapunzel... y seguro que me dejo algo.

Y vosotros, ¿qué es lo más kitsch que habéis visto?, ¿créeis que este video clip es tan loco que acaba siendo glorioso?, ¿y que la canción es tan mala que acaba siendo... muy mala?

La boda de Quique y Marga

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Hay gente que colecciona postales, a unos les da por las monedas y a otros por las muñecas reborn. Lo más parecido a una colección que tiene una servidora son unos cuantos ejemplares históricos del Hola. Históricos como la boda de Feli y Leti, el Oscar de Pé o una de las múltiples veces que Nati Abascal ha enseñado su casa:

Esto va a valer una pasta en ebay en el año 2050.

En esta ocasión me he ahorrado los eurillos del Hola porque la boda de Quique y Marga (también conocidos como Harry y Meghan) ha resultado ser una royal wedding de chichinabo. Si no acuden Carolina de Mónaco o el bello Carlos Felipe, eso no es royal wedding. Asumo que no había royals de los de verdad, de esos que sacan a pasear medallas y tiaras de brillantes, por algún tema de protocolo, que sólo van a las bodas de los herederos. Tiene su lógica, los plebeyos vamos a las bodas de amigos y familiares, pero los Windsor, Habsburgo, Orange, Borbón... son todos familia entre sí y ya sabemos  el gasto (y la pereza) que conlleva ir a una boda. Hay que seleccionar. Y ya que Quique ha querido casarse con una actriz, han optado por invitar a celebrities, así al buen tun tún.

Tom no quería estar ahí

Entiendo que se invite a los compañeros de reparto de la serie de Meghan Markle. Pero... ¿Tom Hardy?, ¿George Clooney?, ¿Idris Elba? Tele5 y Antena 3 llevan un mes programando las tv movies que Meghan ha protagonizado durante su carrera y en ninguna ha coincidido con Clooney. Estamos hablando de tv movies canadienses, en las que ni tan siquiera aparecen actores de "Sensación de vivir" buscando pagar la letra de su mansión en Malibú. Únicamente las tv movies alemanas son peores que las canadienses. Meghan no sólo no ha coincidido trabajando con George, Idris o Tom... es que no les ha visto en su vida. Bueno, hasta el sábado cuando se casó.

Mi apuesta es que alguien de la servidumbre de los Windsor se ha encargado de confeccionar la lista de invitados y ha elegido a sus actores favoritos. Y no digo esto así porque sí. No. Si ya tienen a un contador del censo de cisnes reales, con uniforme y todo, así que... ¿por qué no iban a tener en nómina a un hacedor de listas de invitados?

Además, los actores ingleses adoran a su monarquía. Normal, los royals son un género en sí mismo, como las películas de tacitas de té. Si Tom Hiddleston, Terence Stamp o Michelle Dockery se proclamaran republicanos se les cerraría las puertas del proceso de casting de todas esas películas tan trepidantes sobre reyes ingleses: aquel que era tartaja, el que abdicó para casarse con una divorciada americana y todas esas sobre Enrique VIII, que no paró de matar esposas no por gusto, sino para dar trabajo a la BBC. Y, entre todos los royals, es Harry el más popular (excepto para Natalie Dormer, que elige como royal favorito al príncipe George porque "he's so cute"). Así que es normal que el enlace de Quique y Marga mezclara a gente con nombres tan rimbombantes como Lady Edwina Louise Grosvenor con otros como Tom Hardy, con pinta de haberse peleado la noche anterior con todos los parroquianos de un pub.

Victoria tampoco quería estar ahí.

Lo que no entiendo es la presencia de las ex novias de Harry en su boda. No una que fue su novia cuando eran adolescentes, en una época en la que se confunden amor y amistad, han pasado los años y ahora son amigos y casi hermanos. No. Dos ex novias. Dos rubias de familia noble con las que salió durante varios años cuando ya era un hombretón y, como todos los Windsor, se estaba quedando cartón. Esto demuestra mi teoría de que la high society no es como nosotros, los ordinarios plebeyos que nos dejamos arrastrar por nuestras pasiones barriobajeras y no consentimos compartir espacio con un ex... No. Ellos se lo toman con diplomacia, a lo alta comedia de Lubitsch.

Yo, que soy plebeya y además rencorosa, jamás invitaría a un ex. Y habría invitado a la familia paterna de Meghan, a ese padre que vendió una exclusiva a la prensa horas antes del enlace y que por eso mismo acabó por no acudir y, por supuesto, a sus dos hermanastros. Una aconsejó a su padre que concediera esa exclusiva y el otro escribió una carta a Harry aconsejándole que "aún estaba a tiempo de no casarse con Meghan". Una buena ración de mal rollo familiar es necesaria en toda boda y garantiza menos caras de aburrimiento.

Pero es que ni Elizabeth quería estar ahí.

Y vosotros, ¿invitaríais a los/as ex a vuestra boda?, ¿por qué estaban tan aburridos los invitados, abuela del novio incluída?, ¿con quién se peleó Tom Hardy la noche anterior?, ¿quién es más bello, el bello Carlos Felipe o el bello David Beckham?

Ocho horas con Mariano

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Después de cerrar la puerta, tras la última visita, Mariano recuesta levemente la nuca en la pared de la Moncloa hasta notar el contacto frío de su superficie y parpadea varias veces como deslumbrado. Siente la mano derecha dolorida y los labios tumefactos de tanto besar a los compañeros de partido. Y como no encuentra mejor cosa que decir repite lo mismo que lleva diciendo desde la mañana: "Aún me parece mentira, Viri, fíjate; me es imposible hacerme a la idea".

Es posible que este párrafo os suene ligeramente. Como cuando ves a un vecino de tu bloque en tus vacaciones en México y piensas: ¿éste quién es? En este caso, la cara que te suena aunque no sabes de qué es el comienzo de "Cinco horas con Mario". Pero podría ser el comienzo de la historia de la peor semana de Mariano Rajoy.

La semana empieza súper bien, con Mariano contento porque se habían aprobado los presupuestos del Estado y, además, lo mejor de todo, en unos días es la final de la Champions. Sabe que en breve sale la sentencia de un caso de corrupción, no se acuerda de cuál, porque él ya tiene una edad y a veces le dan lapsus y cualquiera lleva la lista de todos los casos de corrupción en los que está implicado el partido. Así que se va a la cama tan contento.

Al día siguiente, 24 de mayo, se conoce la sentencia de la Gürtel: Correa, 51 años; Bárcenas, 33 años; Pablo Crespo, 37 años y así todo. 25 de mayo, Pedro Sánchez anuncia que presentará una moción de censura. Unidos Podemos enseguida dice que apoyarán la moción, pero con eso no alcanza. Rajoy hace un sacrificio por España y decide cancelar su viaje a la final de la Champions. El PSOE negocia con los otros partidos que necesita para que la moción prospere. Que si los nacionalistas catalanes, que si el PNV... La prima de riesgo se dispara. En el PP dicen: ¿veis lo que pasa cuando amenazáis la estabilidad? Con lo duros de roer que han sido los del PNV, que le han sacado una cantidad loquísima de millones para darle su apoyo en los presupuestos, ahora no rechazarán esos millones por juntarse con un montón de partidos que sólo tienen en común las ganas de echarle. Así que Rajoy duerme tranquilo.

Pero el día 31 de mayo, en el debate de la moción de censura, Sánchez dice que respetará los presupuestos. La prima de riesgo, con mucho sentido del espectáculo, va y se estabiliza. Se desatan los rumores que aseguran que el PNV votará a favor de la moción de censura. El debate continúa esa tarde y Rajoy se ausenta. En el lugar donde él debería estar sentado queda un bolso, el bolso de Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Dónde está Rajoy?


Los usuarios de twitter siempre dándolo todo cuando toca.

Pues Rajoy está en un bar.

Sí, en un bar. Se atrinchera ahí un ratito. Ocho horas, en un bar-restaurante bueno, ojo, al lado de la Puerta de Alcalá. Se llama Arahy y tiene unas críticas en Trip Advisor que son canela en rama. ¿Qué hizo Mariano en esas ocho horas? Se me ocurren varias opciones.

La costumbrista. Mariano organiza movidas. Como quién se ocupará de la mudanza de la Moncloa, que se acumulan muchas cosas durante seis años y hay que decidir qué te llevas, qué tiras, qué dejas al próximo inquilino. Comunicar a los niños que se mudan, cambiar el nombre del titular de las facturas del teléfono, el gas y la electricidad. Francamente, no sé cómo le dio tiempo a organizarlo todo en solo ocho horas.

La de comedia romántica. Como un españolito cualquiera que se entera de que le despiden de un día para otro, la emoción embarga a Mariano, que se despide de sus compañeros, dedicándoles un discurso a todos y cada uno (ocho horas dan para mucho). Imagino a Mariano, que ya va por el tercer pacharán, diciéndole a Dolores de Cospedal: "Dolores, eres muy guapa y mucho guapa, no te lo había dicho hasta ahora porque trabajamos juntos y estás casada y eres más joven que yo y yo también estoy casado... pero... Dolores, que me gustas mucho". Como en "Love actually", pero en plan cañí.

La épica. Mariano, rodeado por sus secuaces, planea su venganza. El héroe, el renacido, aquel que han dado por muerto varias veces y que, sin embargo, siempre vuelve, el Jon Snow del PSOE... le ha vencido. Y ese héroe, además, está bueno. Por tanto, es el galán. Y a Mariano le queda otro papel muy jugoso: el del villano. Planea un regreso a lo grande haciendo algo desproporcionado y espectacular, de villano de película de James Bond: ¿conquistar Gibraltar al mando de la Legión?, ¿secuestrar a los cinco diputados de PNV y sustituirlos por androides? Se tiran ocho horas debatiéndolo.


La de drama intimista. Mariano tiene una bajona que ni cuando el Real Madrid pierde. No entiende qué es lo que ha podido fallar. Siempre que se ha enfrentado a problemas los ha capeado con serenidad zen, respirando hondo y no haciendo nada de nada. Y siempre le había funcionado. Hasta ahora, claro. Está en plena crisis existencial. Mariano, como Carmen Sotillos en "Cinco horas con Mario", reflexiona sobre su mandato en forma de soliloquio que a lo mejor podría haberse acortado un poco (ocho horas son muchas horas). Sus ministros van pasando por el restaurante o llaman a Mariano, quizá para consolarle, quizá para parar ese soliloquio eterno. Le dicen lo típico: todo esto también pasará, mira el lado bueno, ahora tendrás más tiempo para ver el fútbol o para andar fuertecito...

La realista. Entre whisky y whisky, Mariano manda destruir documentación que podría implicarle en aún más casos de corrupción. En el Carrefour venden unos paquetes de cuarenta bolsas de basura, con capacidad para 30 litros cada una, ideales. Comprad todos los paquetes que podáis. Y pagad al contado, luego lleváis el recibo al tesorero. Ay, calla, que al tesorero lo tenemos en la cárcel...

Pobre Mariano. Menuda semana. El resto ya lo sabéis: se produjo la votación, los números bastaron y Mariano Rajoy ya no es presidente. Solo una persona ha tenido una semana peor que Mariano Rajoy: Vicente. Para los que no hayáis seguido ni Operación Triunfo, ni las redes sociales, ni estéis rodeados por fans de OT, os cuento: Vicente, era novio de Aitana (una de las favoritas de OT) y ha visto cómo su novia le ha dejado por otro chico del concurso (un tal Cepeda que aspira a ser el nuevo Antonio Orozco), Vicente se ha presentado al casting de la próxima edición de OT y no lo ha pasado. Pobre Vicente. Es un crío, su novia le deja por un aspirante a flamenquito coñazo, ella no para de triunfar y acaparar portadas, así que se encuentra con la cara de la moza everywhere y cuando quiere "perseguir su sueño" (que es lo que hacen todos los que se presentan a programas de talentos "perseguir su sueño" porque "la música es su vida") resulta que no le seleccionan. Estoy contigo, Vicente. Todos somos Vicente.

Y vosotros, ¿habéis estado alguna vez en el Arahy?, ¿qué creéis que hizo Mariano en esas ocho horas?, ¿quién tuvo peor semana: Vicente o Mariano?

Dejarse un libro a medias no es tan malo

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Todo lector tiene sus hábitos y manías. Los hay que miman sus libros (ni un subrayado, ni una esquinita doblada); otros dicen que les gustan los libros "vividos" y subrayan, marcan, apuntan pensamientos, comentarios y lo que surja; los hay que no prestan un libro jamás y los hay que tenemos una lista negra mental porque los libros se devuelven siempre (¿eh, Rebeca? Que no me he olvidado de "Un niño grande"). Todos tenemos nuestras manías y, en mi caso, si hay algo que me dé rabia (más incluso que que no me devuelvan un libro) es dejarme un libro a medias. Pero lo he hecho. ¿Con cuál? Ah, tendréis que seguir leyendo para averiguarlo.

Apegos feroces, de Vivian Gornick
Gremio de Libreros de Madrid... me temo que no tenemos el mismo criterio. Ya me decepcionó "Intemperie" de Jesús Carrasco hace unos años. Es un libro repleto de descripciones de campo agreste:  que si la hojarasca, que si el frío, que si las rocas, que si por favor que alguien diga algo en este libro que me aburro, ¿es que los personajes son mudos? Pues bien, "Intemperie" recibió el premio del Gremio de Libreros 2013. El premio del Gremio de Libreros 2017 lo consiguió "Apegos feroces":

Al menos no hay descripciones de tortuosos campos secos, más que nada porque está ambientado en Nueva York. La historia de Gornick es un repaso de sus recuerdos, marcados por la relación con su madre. En ningún momento me enganchó, quizá por la falta de un hilo, una trama principal más allá de "estos son mi recuerdos, ahí van" o quizá por el estilo al escribir de Gornick:

Veo la imperiosa cualidad del propósito de Nolde, la concienzuda paciencia con la que las flores lo mantienen absorto, la clara y concentración del artista en el sujeto. La veo. Y pienso: es la concentración la que otorga intensidad a la obra. El espacio que hay en mi interior aumenta de tamaño. Ese rectángulo de luz y aire que hay en mi interior, donde el pensamiento se esclarece, el lenguaje brota y la respuesta se vuelve inteligente, ese famoso espacio rodeado de soledad, ansiedad y autocompasión se abre de par en par mientras contemplo las flores de Nolde.

Vivian, hija, qué redicha eres. Pero este libro me lo leí enterito. Eso sí, la próxima vez que lea en la faja de una portada "premio del Gremio de Libreros de Madrid", huiré, les voy a considerar mi termómetro lector.

Lo que aprendemos de los gatos, de Paloma Díaz-Mas


Este libro me lo regalaron por razones obvias: el gato de la portada es idéntico a mi Simón. Si no fuera porque mi gato sólo sale de casa para subir al quinto piso, curiosear durante diez minutos y luego bajar otra vez corriendo a casa, diría que es él.

Los dueños de gatos, como los dueños de perros o los aficionados al crossfit, podemos estar horas hablando de nuestro amor. Díaz-Mas ha tomado toda esa pasión gatuna y ha escrito un libro con ella. Cuenta algunas cosas interesantes, incluso emocionantes (como lo difícil que es acostumbrarse a la falta de tu mascota cuando muere), pero sin ninguna trama que sirva de armazón a toda esa sapiencia felina. El libro es muy corto, 120 páginas, y está bien escrito, pero se queda en una suma de anécdotas que sólo los cat lovers apreciamos. Y también me lo leí entero.

El zoo de papel, de Ken Liu


"El zoo de papel" es un compendio de quince relatos del autor de ciencia ficción y fantasía Ken Liu. Cuando llevaba siete relatos me planteé seriamente dejar el libro, pero entonces leo en la contraportada (otra manía: nunca leo las contraportadas, prefiero saber lo menos posible) que un crítico, que ni sé quién es, recomienda muy mucho el cuento que da título al libro y resulta que es el relato número ocho, el siguiente, así que me lo leo. El crítico tiene toda la razón, "el zoo de papel" es precioso, delicado y adorable como una figurita de origami. Así que sigo leyendo... y decido dejar el libro en el relato número nueve.

Liu tiene ideas muy interesantes que desarrolla como si fueran la sinopsis de una película: sin profundizar en los personajes, tirando de alguna frase hecha aquí y allá ("déjenlo marchar, en realidad es a mí a quien quieren"), de tópicos (que si la bella prostituta, que si la policía obsesionada por la muerte de su hija...) y de momentos supuestamente poéticos que me suenan falsos:

Cuando está desnuda y sola con sus recuerdos, desamparada ante la ráfaga de odio al rojo vivo (¿contra aquel hombre?, ¿contra ella misma?) y furia helada, en ese negro abismo sin fondo que es el castigo que debe sufrir.

A estas alturas pensaréis que llevo una racha terrorífica de lecturas en el cercanías. Pero no es así, porque también he leído un libro tan bueno, pero tan tan tan tan bueno, que podría leer los ganadores de todas las ediciones de los premios del Gremio de Libreros de Madrid el resto del año:

Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver
  
Pero al mirar atrás, no puedo menos que reconocer que cuando más intenso era el amor que despertaba en mí nuestro hijo, era cuando no lo tenía delante.


Una madre reflexiona y recuerda: cómo decidió junto a su marido que serían padres, cómo fue el embarazo, cómo enfrentó la depresión posparto posterior, cómo empezó a notar que algo extraño que pasaba a su hijo Kevin... hasta que Kevin cumple dieciséis años y mata a sangre fría a varios compañeros de clase y una profesora. Todo trufado (¿trufado?, ¿he dicho trufado? Soy más redicha que Vivian Gornick) de reflexiones sobre las relaciones madre-hijo, la naturaleza de Kevin, los límites del bien y el mal e incluso la política americana. Es un libro tan profundo, tan estremecedor, que lo mejor es que leamos a Shriver:

Aunque la doctora Rhinestein me brindó lo de la despresión posparto como si se tratara de un regalo, convencida, al parecer, de que el mero hecho de que te digan que eres una desgraciada ha de animarte, yo no pago a los profesionales para que me vengan con obviedades, con simples descripciones. Aquello, más que un diagnóstico, era una mera tautología: me sentía deprimida después de nacer Kevin porque su nacimiento me había deprimido. ¡Gracias por tan brillante explicación!

Cuando le ocultábamos a Kevin nuestros misterios adultos porque era un niño, ¿acaso no le estábamos prometiendo implícitamente que llegaría un día en el que se descorrería la cortina para revelarle... qué? Pero lo único que no se había imaginado nunca Kevin era que no estuviéramos escondiéndole nada. Es decir, que al otro lado de nuestras estúpidas reglas no hubiera nada, absolutamente nada.

...Me dijo que yo tal vez lo pasara peor que cualquiera de los otros padres. Rechacé esa idea. "No sería justo", le dije. "Después de todo, aún tengo a mi hijo." Y entonces dijo algo que me impresionó profundamente: "¿De verdad?"¿De verdad lo tienes?" No contesté, pero le agradecí su amabilidad.


Y vosotros, ¿cuáles son vuestras manías lectoras?, ¿prestáis libros alegremente?, ¿sois capaces de dejar un libro a medias sin cargo de conciencia?

Dramas del primer mundo: las piscinas llenas

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Qué disgusto.

Voy a la piscina, más cargada que si fuera a pasar un fin de semana en algún destino de Ryanair (las chanclas, las gafas de sol, la toalla, un libro, la crema solar, las gafas de bucear...) y me encuentro con que han cerrado la mitad del recinto por obras.

La piscina: expectativa vs realidad.

Toda la marea humana: preadolescentes que se tiran en bomba, jubilados, familias al completo que se han traído tuppers para comer... todos apelotonados en la mitad del espacio habitual.

Busco entre la gente al rey de la piscina de Lago: el señor Marrón. Pero nada. No está, se fue, se escapa de mi vida. ¿Qué habrá sido de él?, ¿habrá huido a otra piscina donde tenga más hueco?, ¿o por fin habrá ido al médico y le ha recetado seis meses de inclusión en una casa oscura, sin ver un rayo de sol, como los niños de "Los otros"?

La verdad, no creo que el señor Marrón esté bajo ningún tratamiento. Porque él no lo necesita, él no es de este mundo. Él es el primer mutante. Bajo su apariencia de jubilado con tanorexia se esconde un Sansón cuya fuerza está en la luz del sol. Es como un panel solar andante. Su kriptonita es la noche, el frío... Cuando llegue el cambio climático y Madrid sea el nuevo Arizona y Arizona el nuevo Sáhara y haya que inventar una palabra para el Sáhara porque será algo inimaginablemente seco e inhóspito... entonces, el mundo pertenecerá a los señores Marrones.
 
Imaginad una versión de Mad Max. Una distopía de un mundo desértico pero, en lugar de luchar  por la gasolina que escasea, se lucha por la crema solar factor 50. La mayoría de la población vive encerrada en sus casas, con el aire acondicionado a tope y las persianas bajadas. Sólo unos pocos valientes salen fuera. Entre ellos... él, nuestro héroe, el señor Marrón.


Yo esta distopía sí la vería. Es la mezcla perfecta entre Mad Max, X-men y la señora con tanorexia de "Algo pasa con Mary".

Estaba yo pensando estas tontunadas y haciendo una lista mental de piscinas más o menos céntricas a donde ir cuando oigo la conversación de dos chavales tumbados al lado. Es lo bueno de que la piscina esté llena, que puedes espiar escuchar a los demás sin llamar la atención. Al principio, los dos chavales tienen una conversación piscinera normal y corriente:

- No te habrás traido cartas, y jugamos al Uno Splash.
- Pues no, ¿qué es eso del Splash?
- Las cartas plastificadas, y así no se mojan.

Luego pasan a repasar temas banales varios, de esos que rellenan los telediarios en verano:

- Ayer escuché la noticia de que también te quemas en la sombra, pero yo no me lo creo.
- Eso por qué será, ¿que el sol rebota?
Y aquí uno de los muchacho se pone filosófico:
- Lo malo rebota por todos lados, lo bueno nunca.

- Han sacado Nocilla sin aceite de palma, sabe fatal. 

Con toda naturalidad, pasan de los temas veraniegos de relleno a ideas de negocio. Que si cuántas cosas llevan aceite de palma, que si los veganos tienen que fijarse en los ingredientes de todo no vaya a ser que tengan origen animal y de ahí...:

- ¿Dónde miras los ingredientes de la cocaína?
- Yo el otro día lo pensé: Coca Eco. Nos forramos, ¿eh?

- Ahí hay una tomando el sol con bañador entero. Se le van a quedar marcas.
- ¿Han inventado el bañador que lo traspase el sol? Que el cáncer lo traspase. 

El filósofo (no sé si el muchacho delgado con barba de bañador azul o el muchacho fuertecito medio rubio y con bañador a rayas, porque yo estaba en plan discreta y no les miraba) insiste con sus perlas de sabiduría:

- Los amigos ricos no hay que perderlos nunca.
Pero lo mejor de todo aún estaba por llegar. No sé si lo dijo el que no paraba de tener ideas de negocio o el que iba de filósofo, pero uno de los dos tuvo un sueño:

-  Anoche soñé de todo, había persecuciones, helicópteros... y yo tenía un carné de Ciudadanos que me daba super poderes, lo sacaba y paraba el tiempo.

De ahí pasaron a hablar de la playa que Carmena quiere poner en Colón y de ahí a que en Colón lo que deberían hacer es quitar esa bandera tan grande, ¿qué bandera?, preguntó Filósofo o Emprendedor. No me digas que no la has visto, si es enorme... respondió el otro. Yo debería haberme girado, haberles dicho que se dejaran de chorradas y que me contaran más detalles del sueño o de cómo iban a comercializar la Coca Eco. Pero no lo hice.

Y vosotros, ¿cuándo fue la última vez que espiasteis escuchasteis una conversación ajena?, ¿qué creéis que le habrá pasado al señor Marrón? Y a vosotros, chico con bañador a rayas y chico con bañador azul, gracias por hacerme entretenida la mañana en una piscina a reventar de gente. 

Estrellas del rock en casa de Groucho Marx

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1975. Los Queen pasan el rato y, en lugar de hacer lo que se esperaría de una banda de rock (drogarse, romper cosas, acabar detenidos por la policía), deciden ver un clásico: "Una noche en la ópera", de los hermanos Marx. Apenas llevan unos minutos de película cuando caen en la cuenta de que "Una noche en la ópera" es un título perfecto para el álbum en el que están trabajando. Uno muy modesto, con una canción que probablemente no os sonará de nada: "Bohemian rhapsody", que sólo vendió tres millones de copias en todo el mundo.

Normal que decidieran llamar a su siguiente álbum como otra película de los Hermanos Marx, "Un día en las carreras". Funcionó, porque consiguieron el disco de oro... y que Groucho Marx les mandara una carta felicitándoles e invitándoles a su casa. Y allá que fueron todos (excepto John Deacon, que le surgió un imprevisto).


Almorzaron juntos y Groucho les dijo que, ya que se dedicaban a eso de cantar, pues que se cantaran algo. Hubiera sido precioso que éste fuera el comienzo de una bonita amistad, pero la cosa quedó ahí. El hueco que Groucho Marx tenía reservado para estrellas del rock melenudas ya lo llenaba otro... Alice Cooper.

 Groucho Marx y Alice Cooper tomando un té.

 Por si vuestra cultura musical se reduce al flamenquito random de los talents de la tele, os diré que Alice Cooper no es una mujer, sino un señor de dentadura regulera y pelo algo fosco que en realidad se llama Vincent Damon Furnier y en los 70 la liaba pardísima en sus conciertos de glam rock: disfraces, performances, una silla eléctrica por aquí, una guillotina por allá, un lanzo una gallina viva al público, ahora decapito un maniquí, efectos especiales y trucos de magia coordinados por un tal James Randi... Cooper era el más moderno del momento, tocó junto a Bowie, junto a Elton John. Y sus espectáculos, tan teatrales, tan alocados, encantaban a Marx.

 Groucho Marx y Alice Cooper tomando una cerveza.

¿Y de qué se conocían estos dos? Pues eran vecinos en Beverly Hills. Quizá se conocieron cuando uno se quedó sin huevos y fue a pedirlos al vecino de al lado. O, en plan más americano, el uno  llevó una tarta de manzana al otro cuando se mudó. No lo sabemos a ciencia cierta. Lo que sí sabemos es que se hicieron amigos por culpa del insomnio que Groucho padecía. Cuando daban las tantas de la madrugada y no conseguía dormir, llamaba a Cooper, los dos se iban de paseo por "la urba" y a veces hasta veían películas antiguas juntos hasta que a Groucho le entraba el sueño y empezaba a cabecear. Entonces Cooper le quitaba la boina y el puro, le ponía una mantita en las rodillas, apagaba las luces y se volvía a su casa.

Una amistad tan rara como adorable.

 Alice Cooper y Groucho Marx andando.

Marx llevó a sus colegas a los conciertos de Cooper. Imaginad la escena: la gallina viva por ahí volando, la guillotina, Alice Cooper en mallas y más maquillado que Kylie Jenner... y en la zona VIP observándolo todo: Mae West, Fred Astaire, Jack Benny...

Pero Alice Cooper no era el amigo más improbable de Groucho Marx, qué va. Ese era T.S. Eliot. Sí, el poeta. Se escribieron cartas durante años hasta que lograron conocerse en persona en 1964. Todo empezó cuando Eliot, cual fan normal y corriente, pidió a Marx una foto dedicada. Él se la envió y le pidió otra a cambio, y cuando la recibió Groucho dijo: "No tenía la menor idea de que fuese usted tan atractivo. El hecho de que no le hayan ofrecido el papel de protagonista en alguna película sexy sólo puedo atribuirlo a la estupidez de los directores de reparto".

No sé si podríamos considerar a Eliot como atractivo, pero intenso... intenso lo era un rato largo:

¿Cuáles son las raíces que agarran, qué ramas crecen
en esta basura pétrea?
Hijo del hombre,
no puedes saberlo ni imaginarlo, pues conoces solo
un montón de imágenes rotas

En una biografía que escribió un buen amigo de Eliot, le describía así: "a menudo se acurrucaba en el alféizar de la ventana detrás de un enorme libro, refugiándose en la droga de los sueños contra el dolor de vivir". Pero ejercer de profundo 24 horas días, siete días a la semana, tiene que ser agotador. Y Eliot se echó sus buenas risas con Marx quien, por su parte, era un gran lector y lamentaba no haberse dedicado profesionalmente a la literatura. Cuando T.S. Eliot murió en 1965, fue Groucho Marx quien dijo unas palabras. Con todo su toto, se marcó este monólogo en el funeral de un premio Nobel, repletito de intelectuales intensos:


Sí, está en inglés, toca darle al botoncito de los subtítulos.
Last, but not least, os anuncio que algún día de septiembre (el que la editorial, la imprenta y los hados decidan) se publicará mi primera novela, chispas. Ganó el premio Tandaia a mejor novela juvenil y amenazo con estar dando la brasa con el asunto de ahora a septiembre. Así que rezad porque la lancen el día 1 y no el 30. 

Porqué lo llaman monzón cuando quieren decir calabobos

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De los creadores de "yo he estado en Japón", "yo he estado en Perú" o "yo he estado en Marruecos", llega un nuevo estreno veraniego. Porque... he estado en Tailandia.

Al planear el viaje hubo que tomar una decisión: Bangkok, ¿y qué más? Contábamos con ocho días de nada, así que no daba tiempo material para visitar muchos más sitios. Y, ya que julio es temporada de monzón, optamos por dejar las paradisíacas playas de las islas de Tailandia para otra vida. Nuestro viaje tuvo dos paradas: Bangkok y Chiang Mai, en el norte del país.

Si la ola de calor de estos días os parece insoportable, una cosa os digo: en Bangkok es peor. Calor húmedo, bochornoso y pegajoso. El cielo siempre encapotado pero no llovía, como mucho caían cuatro gotas a última hora de la tarde. Empecé a plantearme si el monzón no era tal, sino una mala traducción del tailandés, un idioma con palabras larguísimas y un alfabeto de 44 consonantes, 15 vocales escritas con unas letras que parecen un montón de dibujitos idénticos entre sí:


¿Y si alguien tradujo calabobos por monzón y se ha quedado así hasta hoy?

El calor, aunque agobiante, me lo esperaba. Lo que no me esperaba para nada era encontrarme la ciudad repleta de retratos del rey Rama X, cuyo nombre completo es, atención: Maha Vajiralongkorn. Templos con cuadros del rey al lado del Buda, retratos de la reina madre rodeados de banderas y enmarcados con bien de dorados...:


...pero también funcionarios engalanados ensayando no se sabe muy bien qué. La Lonely Planet ya había avisado en ese prólogo de 40 páginas que yo me leí y me quedé tan ancha (lo he vuelto a hacer, he vuelto a irme a un país lejano, muy lejano, con la información justa) que los tailandeses respetaban mucho la figura de su rey, pero, ¿tantísimo?

Luego averiguamos que había un motivo: el aniversario de Rama X, que en realidad se llama Maha Vajiralongkorn, pero que podemos llamar, de forma cariñosa, Orejas I:

Tío sexy.

Al rey se le dedican eternos boletines informativos consistentes en Orejas I inaugurando tantas cosas que hacen que el NO-DO parezca "Salvados". Además, cuando suena el himno (yo lo he oído, es épico, con crescendo final, haría un buen papel en Eurovisión) te indican, muy amablemente, que te tienes que levantar, y todo el mundo lo escucha en silencio, mientras se emiten en una pantalla gigante imágenes de Orejas I abrazando a niños, poniendo la primera piedra de alguna obra o saludando a monjes budistas.

Pero Orejas tiene un pasado. Que yo, por supuesto, no he averiguado hasta que he vuelto a casa y se me ha ocurrido empezar este post hablando de él.

Su padre, Bhumibol Adulyadej, ascendió al trono en 1946, después de que su hermano muriera a causa de un misterioso disparo en el Palacio Real (uy, esto me suena familiar, ¿a vosotros no?). Durante decenios, Bhumibol se gana al pueblo tailandés visitando zonas rurales e implicándose directamente en temas relacionados con la agricultura, la educación y la economía. En los años 90 dos militares se disputan el poder y varios manifestantes son tiroteados por uno de ellos. Rama IX, que es su nombre oficial, interviene y se convierte en símbolo de concordia y diálogo (esto también suena familiar, ¿verdad?). Pasan aún más años y Bhumibol Adulyadej, que significa "fuerza de la tierra, poder incomparable", sigue en el poder, parece eterno. O eso debía pensar su único hijo varón, Maha Vajiralongkorn, ya un señor de la edad de Carlos de Inglaterra, pero de formas bastante menos británicas. Maha tenía fama de excéntrico y de playboy, solía vivir en Europa y hacía lo que le apetecía, que venía siendo casarse mucho y tener hijos. Su cómputo a día de hoy es de tres esposas, tres hijos legítimos y cuatro ilegítimos.

De vez en cuando, se publicaba alguna foto de Maha, paseándose con su churri de ese día, llevando top ombliguero y vaqueros bajos de esos que marcan la hucha. En Tailandia se suceden los golpes de estado, casi veinte, pero Rama IX sigue en su sitio, imperturbable, como único elemento estable del país, cultivando su imagen de padre de la nación y, de paso, amasando una fortuna enorme, de 22.600 millones de euros, según la revista Forbes (y esto de acumular dinerito a la chita callando también nos suena, ¿a que sí?).

Pero por mucho que su hijo pensara que Rama IX era eterno, resultó que no lo era. Muere en 2016 y Maha, Orejas, ahora Rama X, sube al trono. Se dedica a posar para miles de retratos o a inaugurar pantanos y dar la mano a niños y monjes budistas, y si algún día le pillan haciendo lo que a él le apetece, pues no pasa nada, el gobierno tailandés interviene, y listo.

Tuve que esperar a la segunda parada del viaje, a Chiang Mai, para conocer al auténtico monzón:


Pues va a ser que era monzón, y no calabobos.

Y vosotros, ¿habéis viajado a países exóticos o sois más de playa, silla plegable y nevera portátil con cervezas?, ¿conocíais a Rama X, Rama IX y compañía?, ¿el gobierno tailandés presionará a Blogger para que borre este post? 

Escritores que acaban cayéndote mal

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Leer es viajar a mundo ocultos. Es vivir dos veces. Es soñar. Bueno, basta. Dejemos de lado las frases que se le ocurriren a Paulo Coelho cuando se pierde por los pasillos de su casa de chorrocientos millones. Leer también provoca sentimientos menos bonitos que soñar con los ojos abiertos mientras viajas a mundo ocultos. Yo he llegado a coger manía a algunas personas por culpa de sus libros... Adivinad a quién:

Cuentos escogidos, Shirley Jackson

El año pasado leí "Siempre hemos vivido en el castillo". Había oído hablar de Shirley Jackson, sabía que su obra había influido en muchos escritores de terror de la actualidad... y poco más. Pero "Siempre hemos vivido en el castillo" no es un libro de terror al uso. Genera más bien inquietud, intriga, lo lees con el presentimiento de que algo malo pasó o pasará. Y todas esas sensaciones sin necesidad de violencia, ni sangre, ni grandes giros dramáticos. A Shirley Jackson no le hacen falta grandes fuegos de artificio para insinuar. Y ahí está la clave, te da unos elementos (los justos), un ambiente, lo narra con sencillez y el resto lo va rellenando el lector con sus propios temores.


Ese mismo mecanismo es el que emplea en "Cuentos escogidos". En "El amante endemoniado", una mujer espera a su novio, con el que se va a casar ese mismo día. Pero él no aparece, y ella le busca por la ciudad, esperando que lo peor no se confirme. En "La bruja", un niño, su hermana pequeña y su madre viajan en tren. Un hombre inicia una conversación aparentemente inocente con el niño, pero no lo es en absoluto. En "La muela", una mujer adormilada, dolorida y hasta arriba de codeína, hace un viaje en autobús desde su pueblo natal hasta Nueva York, para ir al dentista a que le quiten esa muela que la tortura. En el viaje se duerme, se despierta, a su lado se sienta un desconocido que le dice palabras sin sentido.

Shirley murió joven, no tenía aún cincuenta años, como Carmina Ordóñez y, como ella, tenía problemas con las adicciones. Tuvo cierto éxito en vida, sus cuentos se publicaban y cosechaban buenas criticas. Por cómo habla de su familia en "cuentos escogidos", se deduce que llevaba una vida hogareña alegre y caótica (tenía cuatro criaturas):

Es mucho más fácil, me parece a mí, escribir una historia que afrontar con éxito los millones de problemas y enfados cotidianos que surgen en una casa cualquiera y ayuda bastante (en particular si hay niños alrededor) si puedes verlos a través de un velo agradable de ficción. 

Pero no era así. Según sus biógrafos, su marido le fue infiel muy a menudo, controlaba sus cuentas e intentaba controlarla también a ella, manteniéndola en casa, haciendo que sólo se ella se ocupara de sus hijos (cuatro, repito) un modo muy eficaz de obligarla a escribir menos. A Shirley Jackson no le gustaba hablar de sí misma o de su proceso creativo, pero la obesidad, los fármacos, la bebida, morir joven y escribir relatos de terror cotidiano nos cuentan ya mucho de cómo vivió. Jackson sólo logró escapar de sus terrores diarios escribiendo sobre ellos. Hace muchos años que murió, pero me hubiera gustado tomarme un té con pastas en su casa impecable tipo Mad men o, mejor aún, sacarla por ahí a tomar San Franciscos y Cosmopolitans, que buena falta le hacía salir. 

Marte rojo, de Kim Stanley Robinson

Hace unas semanas saltaba la noticia de que se había encontrado agua en Marte. Yo no sé a qué están esperando las naciones del mundo para mandar naves tripuladas para allá, ¿a encontrar vida inteligente?, ¿ruinas de unas pirámides?, ¿un Papizza abierto?

Tenemos que espabilar con el tema de viajar a Marte, ya en el año 1992 se publicó este libro sobre una primera colonización del planeta rojo:


"Marte rojo" en la primera parte de una trilogía centrada en el proceso de terraformación del planeta. Al rojo del primer título le siguen "Marte azul" y "Marte verde". La historia comienza con los primeros 100. Ellos, científicos y astronautas, preparan el planeta para la llegada de más colonos, teniendo en mente que la meta final es transformar Marte y convertirlo en un lugar habitable. Pero no todos están de acuerdo con el objetivo final. Unos creen que no tienen derecho a alterar de una forma tan radical el planeta; otros piensan que es la única opción posible o las futuras generaciones morirán por la radiación. Pero a esos problemas se suman otros: ¿cómo organizarse en un mundo nuevo,? ¿y si es la oportunidad para empezar de cero y no repetir los errores del pasado?:

"Hemos venido a Marte para siempre. Vamos a hacer no solo nuestros hogares y nuestra comida, sino también nuestra agua y el aire mismo que respiramos... todo en un planeta donde faltan estas cosas. Podemos hacerlo; tenemos una tecnología que manipula la materia hasta el nivel molecular. ¡Una capacidad en verdad extraordinaria! Y, sin embargo, algunos de los que están aquí pueden aceptar transformar la total realidad física de este planeta sin intentar cambiarnos a nosotros mismos o nuestra manera de vivir. Somos científicos del siglo veintiuno en Marte, pero al mismo tiempo, vivimos dentro de un sistema social del siglo diecinueve, basado en las ideologías del siglo diecisiete. Es absurdo, es disparatado, es... es... ¡no es cientifico! Y digo que entre todas las cosas que transformaremos en Marte, tendríamos que estar nosotros y nuestra realidad social. No sólo hemos de terraformar Marte; tenemos que terraformarnos nosotros mismos.

"Marte rojo" es una novela muy ambiciosa. No me puedo ni imaginar la labor de documentación que Kim Stanley Robinson llevó a cabo para explicar el viaje a Marte, su geografía, la manera de organizarse y de sobrevivir de los primeros 100... A eso se suman las discusiones casi filosóficas de los personajes sobre cómo comportarse en el planeta (mis favoritas), las descripciones del paisaje marciano (las partes más aburridas), y la trama de relaciones de poder entre los primeros 100. El libro abarca mucho, a veces fascina, otras cansa... pero lo recomiendo a cualquiera con un mínimo de interés en la ciencia ficción.Y si alguna vez coincidiera con Robinson (no es tan imposible, al menos está vivo), me encantaría oírle hablar de todo lo que sabe de ciencia, de Marte, de viajes interestelares... seguro que sabe hasta de macramé.


La pierna perdida del capitán Acab, varios autores

Mi método para seleccionar mi próxima lectura podría llamarse "ventolera". Voy decidiendo según la cantidad de libros pendientes que queden en la balda de libros pendientes, según si voy o no a la biblioteca, según recomendaciones o, simplemente, según me dé.

Buscando en el catálogo online de la biblioteca municipal me encontré con esta recopilación de cuentos con personajes lisiados de una u otra forma y me dije: "éste para casa":


"La pierna perdida del capitán Ahab" contiene relatos de Espronceda, Turguénev, Henry James, Balzac, Kipling, Arlt, H.G. Wells, Maupassant... Mucho autor del siglo XIX y principios del XX, la mayoría de ellos clásicos. Sin embargo el libro es muy irregular. Los cuentos de Maupassant o James son unas maravillas; el de Espronceda, divertido; los de Conrad y Balzac unos muermos y el resto... pues la verdad, ni me acuerdo.

Uno de los relatos me impresionó más que todos los demás y creo que seguiré recordándolo mucho tiempo: "Mumu", de Turguénev. Es la historia de un campesino grande como una torre y sordo  como una tapia obligado a dejar su pueblo natal para servir en la casa de la señora en la capital. Sus problemas para comunicarse y su físico imponente acaban aislándole, su único amigo es un perro que es quien da título al cuento. La historia es tan trágica y tan conmovedora como suele serlo la novela rusa, con sus siervos que aguantan lo inaguantable, señores caprichosos y estúpidos y una capacidad para emocionar que ríete tú de Pixar. Por supuesto, ahora quiero leerme más cuentos de Turguénev (maldita ventolera).

El motel del voyeur, Gay Talese

La portada de este libro está mal:


En realidad "el motel del voyeur" es obra de Gay Talese y de Gerald Foos. Talese, uno de los padres del denominado "nuevo periodismo" junto a otros autores como Tom Wolfe o Truman Capote, ya es un hombre famoso cuando Foos contacta con él y le cuenta que posee un motel que ha remodelado para poder mirar a sus ocupantes. Talese visita a Foos, ve con sus propios ojos el motel y hasta espía junto a él. Pero no puede publicar nada ya que el voyeur se niega a que su nombre aparezca. Cuando Foos se retira y vende su motel acepta que su nombre se haga público, en parte por pura vanidad, porque está orgulloso de sus años de voyeur y hasta se ve a sí mismo como un estudioso del comportamiento sexual del ser humano, comparable al informe Kinsey (Foos dejó de lado el nimio detalle de que él no era un investigador siguiendo un método científico, sino un mirón).

Talese vuelve a entrevistarse con él, revisa las notas de Foos y el resultado es este libro, que llega con polémica, no sólo por el tema que trata, sino porque posteriormente Talese afirma no fiarse del todo de su única fuente: Foos.

Si Foos es una fuente fiable o no, ni lo sé ni me importa demasiado. El problema con "El motel del voyeur" es que bebe demasiado del diario de Foos, más de la mitad del libro son las notas de un hombre que admite que no sabe escribir demasiado bien. Talese aporta algo de estructura, detalles sobre la vida de Foos y poco más. A lo largo de sus años como voyeur, él no sólo ve a parejas, algún que otro trío y hasta sexo en grupo... también presencia varios delitos. De hecho, un hombre que traficaba en el motel mata a su pareja acusándola de robo, después de que Foos (que cree que espiar está bien, siempre y cuando no te pillen, pero no soporta el tráfico de drogas) entre en la habitación, robe la droga y la tire. Foos también presencia cómo un chico de 17 años abusa de su hermana de 14... ¿y qué hace? Nada en absoluto. El propio Talese pone como condición averiguar qué sucedió con el homicidio antes de publicar el libro. No averiguan nada, quizá porque las notas de Foos se equivocan en las fechas, o quizá porque mentía demasiado, pero es que Talese ni se molesta en averiguar algo sobre la violación. Por no molestarse, ni tan siquiera se molesta en entrevistar a las esposas, ambas cómplices en su voyeurismo. Tras leer el libro acabas con la sensación de que Foos es un mirón, un ególatra, un delincuente y un auténtico capullo integral y Talese... alguien que quiso seguir adelante con su libro porque ya le habían dado un adelanto.

Y vosotros, ¿también acabáis teniendo manía a algunos escritores por culpa de sus libros?, ¿a quiénes?,  ¿algún otro libro de Gay Talese merece la pena o puedo tenerle manía por siempre jamás? Contadme...

A los elefantes ni tocarlos

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El logaritmo de youtube me conoce bien. No se puede decir lo mismo del de Netflix (como has visto "El alienista", te recomendamos "Villaviciosa de al lado") o del de Spotify (que en recomendaciones semanales ya me ha sugerido tres veces "Mister policeman" de Leticia Sabater).  Pero el de youtube me ha calado. Lo abro y ahí están los títulos de los videos pensados para mí: "baby gorilla cuteness", "peanut eating baby orangutan", "newborn goat Hector makes friends with barn kittens", "pit bull dog is terrified of pineapple"... y así todo.

Así que antes de visitar el Elephant Park de Chiang Mai, mis expectativas eran estas:


Yo quería lo mismo, pero sin barro y sin impermeable lila. Pocos colores peores que el lila.

Espoiler: no pasó.

Nada más llegar al parque de elefantes te dejan bien claro que tú estás ahí para mirar, no para tocar. Eres un voyeur, punto. Cada grupo de turistas sigue a una guía que en cuanto nota que un elefante se acerca un poco indica a todos que hay que apartarse.

El mayor momento de roce humano-elefante se da en la comida. Sacan unas cajas azules repletas de trozos de fruta (no trocitos de fruta tamaño macedonia, sino trozos tamaño elefante, como una piña partida en dos) y los turistas, situados tras las vallas de las instalaciones del parque, cogemos los trozos de fruta y se las damos a los elefantes. Ellos huelen con la trompa, con suerte te rozan un poco la mano y se zampan las frutas. Ahí estábamos todos: ingleses, franceses, italianos y un montón de españoles gritones compitiendo por alimentar a los elefantes cuando uno de ellos debió pensar: ¿por qué les sigo el rollo a esta panda de guiris? Decidió eliminar al intermediario (nosotros) y con su trompa volcó una de las cajas de fruta:


Los elefantes disfrutaron del buffet libre hasta que este valiente recuperó lo que quedaba de la caja de fruta:


¿Y por qué los gerentes del Elephant Park son tan crueles y nos privan del placer de revolcarnos sobre el barro con un Dumbo?, ¿por qué no nos dejan grabar nuestro propio video viral? Por esta perogrullada: los elefantes son animales salvajes. Que sus orejas grandes y su cara de buena gente no os despisten: son salvajes y, además, gigantescos. Tan gigantescos que cuando mean aquello tiene la potencia de los cañones de agua de los antidisturbios. Un animal salvaje es imprevisible, ingobernable. Ninguno se domestica a base de premios y golosinas. Si a mí me ha costado años (y varios rascadores repartidos por toda la casa) conseguir que mi gato no arañe el sofá, ¿cómo se las apañan para domar a un animal salvaje? Otra perogrullada: a golpes.

Al proceso por el que se domina a un elefante se le llama "romper el espíritu". El primer paso consiste en separarles de sus madres y sus manadas cuando son crías. Después se les encierra en jaulas y se les golpea, luego les racionan la comida y la bebida y así hasta que el animal se vuelve dócil. Estas burradas se hacen con cualquier especie salvaje, como bien cuentan en Rainfer, el refugio de primates de Madrid donde recogen a animales supervivientes de circos, zoos cutres o incluso del mundo del espectáculo (clicad aquí para llorar un poco con sus historias).

Antiguamente, en Tailandia usaban a los elefantes como animales de tiro. Hoy en día aún se saca provecho económico de ellos ofreciendo paseos turísticos a lomos de elefantes. Así que, si viajáis a Asia y queréis ver elefantes de cerca, no participéis en una industria basada en la tortura animal. Los elefantes empleados para los paseos también han sido "domesticados", también les han roto el espíritu. Tailandia ofrece otras opciones, hay varios refugios como Elephant Park, que acogen a animales que han sido usados como animales de tiro o para pasear a turistas, y que ahora son mayores para seguir trabajando.

Podría pensarse que el elefante que decidió que él era más de autoservicio que de esperar a que los turistas le dieran media piña era el animal con más carácter del Elephant Park. Pero no. En Tailandia hace mucho calor y cuando el sol aprieta, los elefantes usan hojas para protegerse la cabeza, formando una especie de sombrero. Cuando visité el Elephant Park era época de monzón, el cielo estaba encapotado, hacía calor, pero no sol... Pero eso, a él, le dio igual: 

El sombrero me queda bien y me lo pongo sea temporada o no.

Last, but no least, ¡estamos de estreno! Ya hace unos meses me dieron el premio CEPA 2018 de novela juvenil y el libro en cuestión: "Loser", ya está a la venta en la página de la editorial Tandaia. Todavía no hay fecha para la presentación, pero será en breve y, por supuesto, os avisaré.

Y vosotros, ¿cuál es vuestra experiencia con los animales salvajes?, ¿habéis conocido a alguno que sea un esclavo de la moda, como el elefante con sombrero?

¿Qué político (bailongo) eres?

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Pobres políticos. Y lo digo en serio, sin ironía. Los políticos, antes de serlo, han estudiado cosas sumamente aburridas como el derecho. Después, se afiliaron a sus partidos para poder medrar en las juventudes, así que mientras tú y yo estábamos de resaca, ellos acudían a congresos regionales. Luego estudiaron para sacar plaza en lugares tan apasionantes como los registros de la propiedad y, cuando por fin consiguieron su primer cargo oficial dentro del partido resulta que ni siquiera sabían en qué consistía su trabajo, porque, ¿para qué sirve el comité de "estudios y programas", ¿y la "vicesecretaría sectorial"?, ¿y la comisión de garantías democráticas? ¿Hacen informes?, ¿cafés?, ¿fotocopias?

Detrás de tanta burocracia, tanta comisión ininteligible y tanta puñalada trapera para que te den un puesto en un comité que ni siquiera sabes qué hace... hay personas, hay sentimientos que tienen seres humanos (o algo así). Y son personas más parecidas a ti de lo que tú crees: gente que sangra cuando les pinchan y que se arrancan a bailar cuando suena un temazo. Este test (tan fiable y minucioso como éste o éste otro) os lo va a demostrar que hay un político dentro de ti.

Un divo/a de la canción que sea tu perdición (uy, un pareado):

A. Digan lo que digan, Raphael.
B. Cualquier cantante francés, sea Edith Piaf, Charles Aznavour, Serge Gainsbourg o France Gall. Es que no hay idioma mejor que el francés. Todo en francés suena mejor.
C. Justin Bieber, mucho más que un ídolo adolescente, ¿habéis oído su último disco? Artistazo. HIT.
D. Freddie Mercury es el champion, my friend.
E. Cuatro divos: los Beatles.

Un poco de autocrítica. ¿Cuál es tu mayor defecto?:

A.  Dicen que soy inmovilista, es verdad que no me gustan los cambios. A veces moverse es bueno, otras veces, no; a veces es mejor estarse quieto y en otras es mejor que no; y en ocasiones es mejor estar en movimiento.
B. Soy cabezota, pero yo no lo veo como un defecto. Porque, si tengo la razón, ¿por qué voy a ceder?
C. La vanidad. Me miro al espejo y me quedo como hipnotizado. Mírame, ¿a ti no te pasa lo mismo conmigo?
D. Soy demasiado blando, me falta mordiente, agresividad.
E. Creo que me paso de seria, algunos dice que soy una persona sosa, pero estoy intentando ser más espontánea.

Es domingo, fuera llueve y tú te quedas en casa mirando el catálogo de Netflix una y otra vez. ¿Qué película o serie del catálogo te llama la atención y es la que acabas viendo?

A. ¿Qué es Netflix? Yo prefiero el fútbol. Cualquier partido de fútbol, sea del Madrid, de tercera división o de una liguilla regional infantil.
B. Cualquier comedia de esas que han visto un millón franceses. Un millón de franceses no pueden estar equivocados.
C.  "House of cards", "Borgen"...
D. "Estiu 1993"
E. Cualquier película de tacitas de té o una serie de la BBC ambientada en la gloriosa época en la que el imperio británico poseía medio mundo.

Si estuvieras en el corredor de la muerte y tuvieras que elegir el menú de tu última cena... ¿qué pides?:

A. Pulpo a la gallega y lacón con grelos. De postre, filloas.
B. Foie, pato a la naranja y macarons.
C. Una hamburguesa (de carne de ganadería extensiva, por supuesto), acompañada de verduras a la plancha y agua mineral. De postre me permito unas tortitas con sirope de arce.
D. Pa amb tomaquet, butifarra con mongetes, escalivada, calçots y crema catalana.
E. Fish and chips.

¿Cómo ves el mundo dentro de 50 años?

A. ¿Cómo lo ves tú?
B. Europa invadida por emigrantes de esos marrones que sólo quieren robarnos, islamizarnos y hacernos comer kebabs. Eso va a sucedernos a todos... a no ser que alguien haga algo ahora para evitarlo.
C.  Soy positivo, el mundo habrá frenado el cambio climático y todos viviremos en paz, amor, armonía y con sanidad universal.
D. La aldea global se habrá convertido en una gran federación de regiones, todas ellas con sus tradiciones, sus lenguas propias y sus platos típicos.
E. Sé que es difícil, pero sueño con un mundo civilizado, elegante, donde reine la flema británica y todas las personas hablen un inglés perfecto.

Anoche tuviste un sueño erótico... ¿con quién?

A. Con mi santa esposa.
B. Soñé con Omar Shariff, de joven, en la época de "Doctor Zhivago", ese árabe sí que me gusta.
C. Soñé que me hacía un trío con Celine Dion y Alanis Morrissette.
D. ¿Esto lo va a leer alguien? Porque si no lo va a leer nadie te digo que con Pedro Sánchez.
E. James Bond. Todos los James Bond: Pierce Brosnan, Daniel Craig, Timothy Dalton, también ése que hizo solo una película y del que nadie se acuerda... Todos, menos Sean Connery, ése no.

Mayoría de A
Mariano Rajoy



Maestro de los pasos básicos, es decir: caminar hacia delante, caminar hacia atrás y asi hasta que acabe la canción. Tu manera de bailar es conservadora, vas sobre seguro y sólo te sales del "pasito para delante", "pasito para atrás" para mover la cabeza al ritmo de la músca y, si te dejas llevar (y eres sentimientos y tienes seres humanos, también te dejas llevar de vez en cuando), puede que hasta des alguna que otra palmada. Si haces todo esto... sí, bailas como Mariano Rajoy y algún día te sorprenderá "la cerámica de Talavera no es cosa menor, dicho de otra manera, es cosa mayor".

Mayoría de B
Marine Lepen



Te defiendes con dignidad en la pista de baile. Si te ponen rock, te pones a dar vueltas como una peonza. Si toca reggaetón, perreas. Que pinchan a Shakira, pues mueves las caderas. Lo disfrutas, te diviertes y cualquiera que te vea pensará que eres una tipa majísima... pero no hay que fiarse. Hitler era un amante del arte y ya ves la que lió. No eres de fiar, Marine Le Pen.

Mayoría de C
Justin Trudeau



Lo tuyo es el baile. Y tener pelazo. Y sonrisa bonita. Y encanto. Y saber estar. La lotería genética ha sido muy generosa contigo y, aunque no hayas ido a clases de baile en tu vida, y menos de danza hindú, te arrancas y te sale como si llevaras bailando, no te diré que toda la vida, pero sí unos cuantos meses. Y eso mismo te pasa con todo. Qué rabia que dais, tú, y Justin Trudeau.

Mayoría de D
Miguel Iceta



Eres todo corazón. No tienes ni idea de bailar y ni falta que hace, a ti te ponen un temazo y tú lo das todo, da igual que estés en una discoteca, en un mitin, en la cola del supermercado o en un funeral. El baile te posee y tú te entregas a él. Aunque con condiciones, que tú no te entregas a la danza con cualquier cosa, lo haces con el rock. Las sardanas, para otros.

Mayoría de E
Theresa May



El sentido del ritmo y tú sois incompatibles, enemigos a muerte, como el aceite y el agua, como  Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal. Y mira que tú le pones buena intención, ¿eh? Pero te pasa como a Theresa May, que elige lanzarse al baile y es como ver bailar a Robocop un día en que nadie le ha echado tres en uno a sus bisagras.

Y vosotros, ¿qué político bailongo sois, según este riguroso test? Confesad.

Y recordad que "Loser" (mi primera novela, chispas) está a la venta en la web de la editorial Tandaia y también puede encargarse en grandes superficies.

Tailandia is different

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Allá por los años 60 el ministerio de turismo de Manuel Fraga busca un eslogan con el que pretende atraer a los extranjeros a España. Imaginaos la situación, Fraga rodeado de tecnócratas, todos encerrados en un despacho pensando cómo cambiar la idea de que España es un lugar aislado, pobre y, además, una dictadura. Igualito que en un capítulo de Mad Men, alguien da con la clave, el ahora famosísimo eslogan "Spain is different". Estaréis conmigo en que "Spain is a dictatorship" o "Spain is not a democracy" no tenían tanto punch.

La verdad es que el eslogan, aunque una genialidad en su momento, ahora se ha quedado a la altura de frases obvias como "es que yo soy una persona muy humana". Estaréis conmigo en que todos los países son diferentes, y Tailandia, con su monzón, su idioma impronunciable y su gastronomía picante, también.

Si tuviera que elegir un lema publicitario para atraer a los turistas a Tailandia, optaría por imágenes, sin palabras:

Me los como. A los niños, no a los peces.

La ictioterapia, más conocida como los pececitos ésos que se comen las células muertas de los pies y te hacen una pedicura, a no ser que tengan mucha hambre y entonces te dejen tullida, es un fenómeno mundial y no especialmente típico de Tailandia pero, ¿y lo adorables que son estos niños?, ¿no son el reclamo ideal para cualquier cosa?

Si tenéis por corazón una castaña pilonga, y estos niños no os conmueven ni un poquito, no importa. No me rindo. Tengo otra imagen vendedora que mezcla tradición y entusiasmo:

Ejercicio de agudeza visual: ¿quién de todo el público disfruta más del combate de muay thai?

Sí, lectores de mis entretelas, he estado en un combate de muay thai. Me encantaría explicaros las reglas pero no las sé y después de 3 horazas de combates tampoco las entendí. Pasé más tiempo mirando al señor entusiasmado y al resto del público, que aprovechaba las pausas para apostar, que mirando el ring. Por no saber, no sé ni cómo se llaman los que practican muay thai, ¿boxeadores?, ¿luchadores?, ¿por qué hay una especie de orquesta?, ¿por qué los boxeadores o luchadores o como quiera que se llamen hacen un bailecito antes de liarse a tortas?, ¿por qué?, ¿por qué?

Seguro que él lo sabía todo:


Y si ni los niños con ataque de risa ni el abuelo disfrutando de las tortas os convencen, no importa, que tengo otra opción para venderos Tailandia. Se llama Ramakien, es una epopeya similar al Ramayana hindú, y lo tiene todo: princesas, aventuras, secuestros, demonios, padres e hijos que no saben que lo son, malvadas madrastras... Se empezó a contar hace unos dos mil años y se transcribió en el siglo XVIII, época en la que también se pintó el mural inspirado en él y que decora el Grand Palace de Bangkok.

La historia es tal que así: la pérfida madrastra del príncipe Rama (¿os suena el nombre?) lo destierra de su reino. Rama se ve forzado a esconderse en el bosque junto a su bella esposa, la princesa Sita y su hermano Lakshman. El bosque es un lugar inseguro, no lleno de ladrones y yonquis, sino de algo peor: demonios. Ravana, rey de los demonios, y por eso mismo acostumbrado a hacer lo que le viene en gana, ve a Sita y se enamora. Se enamora a lo mito milenario, es decir, decide secuestrarla. No sabe que Sita es su hija, a la que abandonó hace años y fue criada por el rey de Mithila. Rama y su hermano intentan salvar a Sita, pero no es fácil, Ravana es poderoso, cambia de forma a voluntad y, como Zeus en la mitología griega, aprovecha esa habilidad para sus escarceos amorosos (Ravana seduce tanto a diosas como a elefantas o peces, es un demonio sin prejuicios).

Detalle del mural del Grand Palace con el rey mono Hanuman y bien de oro.

Afortunadamente para Rama, el rey de los monos, Hanuman, decide ayudarle y, con su ejército (de monos) construye un puente que atraviesa el mar y llega hasta Longka (actual Sri Lanka) donde Ravana tiene encerrada a Sita. Batallan, Rama mata a Ravana y aquí tocaría el "fueron felices y comieron perdices", sustituyendo las perdices por pad thai... pero no es así. Rama no se fía de Sita y ella, para probar que siempre le fue fiel durante su secuestro, tiene que caminar sobre fuego. Lo hace y, ahora sí, la epopeya tiene su final feliz.

Y vosotros, ¿qué elegiríais como reclamo turístico tailandés?, ¿los niños?, ¿el mito de Ramakien?, ¿el abuelo hooligan?
Le hice muchas fotos, sí.

Bibioteca, mon amour

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Me gustan las bibliotecas.

El día que me quedo sin nada en la balda de "libros pendientes", allá que voy. No soy fiel a una sola biblioteca, mantengo una relación abierta y poliamorosa con las que están más cerca de mi casa: Iván de Vargas y Pedro Salinas. Me gusta el acto físico de ir ahí, seleccionar lo que me apetezca leer, coger los libros y ojear la primera página si estoy indecisa. Ni kindle, ni ebooks, ni tablets, yo quiero tocar papel.

Precisamente de la biblioteca Pedro Salinas he sacado tres de los cuatro libros que he leído en el último mes y algo:

Tabú, de Ferdinand Von Schirach


Descubrí a este señor de apellido imposible hace unos años, cuando leí su libro de relatos "Culpa". Después leí "Crímenes". Los dos basados en la experiencia previa de Von Schirach (gracias corta y pega, por facilitarme la vida) como abogado penalista. Los dos narrados con un estilo directo, sin florituras ni zarandajas, se asomaban a lo peor y lo mejor del ser humano y te dejaban con la boca abierta. Me gustaron tanto que también leí la primera novela de Von Schirach, "el caso Collini", con todas las expectativas del mundo y alguna más. Sin ser un mal libro, lo olvidé rápidamente. Era el primer intento novelístico de Ferdinand (su nombre es más fácil de escribir que su apellido), así que cogí con ganas su nueva novela, "Tabú":

Mi hermano y yo pensábamos que podíamos empezar el mundo de nuevo. Pero no hay nada que pueda empezarse de nuevo, nada en absoluto, siempre está todo hecho. Él no pudo convertirse en lo que quería y yo tampoco lo logré.

Esto se lo dice el tío del protagonista a éste último, cuando su padre acaba de suicidarse. Todo el libro es así, un jolgorio, una fiesta, una celebración de la alegría de vivir. Los libros de relatos de Ferdinand también eran muy sombríos pero daba igual, eran emocionantes, creíbles. "Tabú", sin embargo, es una ficción, a la que se le nota la mentira. Se le ven todas las costuras: la estructura está descompensada, la trama criminal forzada, típica de una película de psicópatas de los años 90 y el personaje principal es un tipo tan retorcido que no se ve nada de lo que tanto enganchaba en las otras obras de Von Schirach: que eran de verdad.

Menudas historias de la historia, de Nieves Concostrina

¿Sabíais que el bandolero Luis Candelas era guapo a morir?, ¿o que el dictador Bokassa celebró su propia coronación inspirándose en la de Napoleón, luciendo capa de quince metros de largo y sentándose en un trono de oro?, ¿o que Calígula en realidad se llamaba "Sandalita" porque cáliga era sandalia y Calígula su diminutivo?

Tontunadas históricas varias llenan el libro de Nieves Concostrina, que cuenta con el maravilloso subtítulo "anécdotas, despropósitos, algaradas y mamarrachadas de la humanidad".


Concostrina, además de tener un apellido digno de un tebeo de Ibáñez, tiene montones de libros dedicados a la divulgación histórica, generalmente con un tono ameno y divertido. En "menudas historias" hay, como en botica, de todo, y todo mezclado. El libro se divide en secciones más o menos temáticas: "cuestiones mundanas", "mamarrachadas", "revoltosos". Bajo estos epígrafes se van narrando las anécdotas, siempre cortas y centradas en un detalle concreto y eso, precisamente, es lo que menos me gustó. El libro es entretenidísimo, está escrito con ingenio y coña, es un caramelito para cualquiera que le guste la historia, cierto, pero yo me quedé con ganas de profundizar más en las anécdotas, para poder entender un poco mejor al personaje y su época.

Después de leer "Menudas historias de la historia", se te quedan en la mente algunos datos que pueden ser útiles para jugar al trivial y ganar el quesito amarillo, eso sí.
Confesiones de un chef, de Anthony Bourdain

Hace unos meses hablaba de esos autores a los que acabas cogiendo manía por culpa de sus libros. Pues bien, eso mismo me ha pasado con este señor:


Y mira que me gustan los programas de cocina y los cocineros. Me iría de cañas con Chicote, con Jamie Oliver o con Jordi Roca. Sólo me despierta cierta antipatía Gordon Ramsay, por chulo y sobreactuado, pero Bourdain hace que Ramsay sea la mesura hecha persona.

"Confesiones de un chef" es, a veces, una biografía de Bourdain, otras un compendio de consejos para aficionados a la cocina y otras una colección de anécdotas personales. Va pasando de un tema a otro alegremente. Después de varios capítulos sobre su infancia y juventud, pasar a dar algunos consejos sobre qué material básico tener en la cocina, luego sigue con su experiencia como cocinero.y salta de un restaurante en crisis a otro sin siquiera seguir el orden cronológico. Pero lo peor del libro no es el caos, sino el propio Bourdain, un tipo que se debió car en una marmita de testosterona de crío:

Empezábamos cada turno con una solemne invocación a los primeros momentos de Apocalypse Now, nuestra película favorita. Para emular la secuencia que da título a la película, poníamos el disco (...) y justo antes de que Jim Morrison irrumpiera con las primeras palabras, remojábamos la superficie del fogón con un chorro de brandy y le prendíamos fuego. 

Polvos rápidos sobre sacos de harina, broncas, trazas de cocaína sobre la encimera donde luego se va a cocinar y más, siempre más. Así es la cocina para Bourdain, que dice de dos colegas cocineros:

Cuando están juntos, crean una supernova de sandez, una masa crítica de pésimo comportamiento. Les gusta rememorar aquella época idílica de su vida en California, cuando esnifaban cocaína a través de un macarrón (...) De todas las maneras posibles, dejaron una estela de destrucción y fluidos corporales allá por donde pasaron.

Habla así de un pescado muy rico y muy fresco que se comió una noche:

Fue un chute de proteína en la corteza cerebral, un puro colocón de tres ingredientes comido con las manos.

Todo es un colocón para Bourdain. Se define a sí mismo y a sus camaradas como "piratas", "canallas", "matones borrachos", "fulanas", "drogatas maníacos", "psicópatas". Y yo que pensaba que la gente así acababa trabajando como sicario para la mafia... Pero no, acaban convertidos en chefs.

El señor de las muñecas, de Joyce Carol Oates

No me gustaban las muñecas rusas, me daban un poco de asco. Pensaba en cómo lleva una mujer un niño dentro de ella y en lo terrorífico que sería que ese niño llevara a otro niño dentro. 


En un lugar intermedio entre Shirley Jackson y Stephen King está ella: Joyce Carol Oates. En "El señor de las muñecas" cuenta historias de terror cotidiano, de situaciones que, con un poco de mala suerte, podría vivir cualquiera. La historia de una mujer enferma y paranoica que empieza a sospechar que su marido no sólo le es infiel sino que está planeando deshacerse de ella. La historia de una adolescente rebelde y solitaria que encuentra en la extraña familia de una compañera de clase el refugio que necesita.

Oates se las apaña para dar la información justa cuando es necesario, suministra la intriga con cuentagotas. Como Jackson, sabe muy bien cómo guiarte por la historia, repitiendo un patrón que funciona a las mil maravillas: primero empatizas con el protagonista del cuento y luego vas notando que quizá, detrás de ese niño sensible obsesionado con coleccionar muñecas, hay algo más, o que el pobre hombre que disparó a un chico negro sin querer, en defensa propia, quizá quería matar. Y, para cuando te quieres dar cuenta, estás empatizando con un asesino:

Y cuando Irma me pregunta en qué pienso cuando me quedo callado, qué siento, eso que hacen las mujeres que es como pellizcar una costra para ver si se desprende y de debajo rezuma sangre y luego se disgustan y se asquean de lo que ven, me quedo muy callado tratando de no parecer enfadado porque esta persona quiera entrometerse en mi vida, meterse debajo de mi piel cuando lo único que tengo que me proteja es mi piel.

Last but not least, ya hay fecha para la presentación de "Loser". Será el día 30 de octubre a las 20:00 horas en la librería Centro de Arte Moderno, en la calle Galileo 52 de Madrid. Como dijo la gran Lola Flores: "¡si me queréis, venirsen!", ¿o no fue así?

Y vosotros, ¿sois de ir a las bibliotecas o la última vez que pisasteis una fue cuando teníais los exámenes de Selectividad?, ¿conocíais alguno de estos libros?, ¿os veo el día 30?

Querido Brendan Dassey

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Estoy enganchada al true crime. Es así. Hubo una época feliz de mi vida en la que desayunaba viendo "crímenes imperfectos". Me los sabía de memoria (uy, el del tipo que alquiló una trituradora de madera para deshacerse del cadáver de su mujer) y hasta llegué a aprender geografía gracias a que en Phoenix (Arizona) y Anchorage (Alaska) asesinan que es un primor. Ahora que ya no emiten "Crímenes imperfectos", me he entregado en cuerpo y alma a los true crime de Netflix. Podría haceros un ranking de los más interesantes (The Staircase, The keepers) a los menos (The investigator: a British crime story), pero os ahorro la turra y voy directamente al asunto de este post, la segunda temporada de "Making a murderer".

Por si sois recién llegados a este vuestro blog (¡hola!, ¡bienvenidos!, poneos cómodos) y, además, no sabéis qué puñetas diantres es "Making a murderer", echad un vistazo aquí.

La primera temporada del true crime acaba con Steven Avery y su sobrino de 16 años Brendan Dassey encarcelados, acusados del asesinato y violación de Teresa Hallbach tras una investigación más que sospechosa llevada a cabo por los mismos policías que acusaron hacía años a Avery de un crimen que no cometió. El estreno del documental provocó reacciones variopintas: por un lado, una marea de peticiones de perdón para Avery y Dassey; por otro, que los abogados de Avery, Buting y Strang, se convirtieron en sex symbols.

Sex symbols. Estos dos.

Pasan los años. Tío y sobrino cambian de abogados, pero siguen luchando por demostrar su inocencia. Y, por supuesto, las directoras del documental, Moira Demos y Laura Ricciardi, lo graban todo.

Un grupo de abogados de un gabinete especializado en defender a menores se está ocupando de Brendan Dassey. Mientras que a la pareja de dudosos sex symbols los sustituye una abogada de campanillas: Kathleen Zellner.

Si algún día me da por matar, que le defienda ella.

Zellner es la abogada que cualquier fan de la serie espera. Cree en la inocencia de Avery, tiene experiencia en exonerar a falsos culpables, le encanta que la entrevisten, es activa en las redes sociales y tiene una biografía de lo más peliculera. Kathleen se hizo conocida defendiendo a un tal Larry Eyler, acusado del asesinato de un adolescente. En el transcurso de su defensa, él confesó unos cuantos crímenes más (nada, poca cosa, 21 muertes más). Zellner se vio obligada a mantener el secreto debido al privilegio abogado-cliente. Eyler murió al poco tiempo y Zellner pudo revelar todo lo que sabía y, desde entonces, se prometió a sí misma que no iba a defender a nadie que fuera culpable. Por supuesto, Hollywood ya está preparando una película con toda esta historia.

Pero Zellner no es el único elemento peliculero de "Making a murderer". La tragedia de Steve y Brendan se ha convertido en un espectáculo. Entre los centenares de cartas que le llegan a Steve se cuela una de una mujer (divorciada, rubia, sexy, más joven que él, residente en Las Vegas) que quiere conocerle. Avery se escribe con ella, empiezan a salir...  (en el sentido figurado, que ellos lo de salir en plan cena y cine, como que no) y ella aprovecha para contar su historia en la televisión y ganar un dinerillo. Steven se entera de todo cuando ve a su prometida en el "diario de Patricia" estadounidense, un programa llamado "doctor Phil". Discuten, rompen, ella dice que él la ha amenazado, él dice que ella solo busca la fama, ella dice que tiene cartas amenazadoras de él pero que las directoras de "Making a murderer" no han querido mostrarlas... y todo esto, claro está, lo dice en televisión.

A lo largo de esta segunda temporada, Zellner investiga y apunta a otros posibles sospechosos (cuyos nombres no os voy a decir porque hacer espoilers enfada al niño Jesús), pero también vemos cómo intentan sobrevivir los miembros del clan Avery: los padres de Steve, vetustísimos y enfermísimos, pero que no piensan morirse hasta ver a su hijo libre; su hermana, además madre de Brendan... todos con un gusto pésimo para vestirse y todos sin seguro dental.

El gabinete que trabaja en el caso de Brendan Dassey presenta un recurso tras otro. Logran que, primero un juez, y luego dos jueces de tres, decreten que el interrogatorio que se le practicó a Brendan (cuando tenía 16 años y un cociente intelectual justito) era ilegal y, por tanto, deben excarcelar a Dassey. Pero las dos veces la fiscalía recurre y las dos veces frena la liberación de Dassey. A día de hoy continúan metidos en un laberinto legal que recuerda a este momento de "las 12 pruebas" de Astérix y Obélix:



Y Brendan, mientras tanto, sigue en prisión. Ya no es un adolescente con acné, sino un señor muy gordo. No parece que le haya escrito ninguna rubia divorciada de Las Vegas y a mí me sigue dando más lástima que el principio de "Up". ¿Qué hago?, ¿le escribo? Tampoco sería la primera vez, no me fue mal en mi experiencia carcelaria anterior, pero tampoco quiero acabar prometida con Brendan, viviendo en una caravana en el condado de Manitowoc y contando mis penas a un supuesto psicólogo con programa en la tele que se hace llamar "doctor Phil".

Y vosotros, ¿qué me aconsejáis?

Por cierto, no olvidéis que "Loser" está a la venta en la web de la editorial Tandaia.
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